Hay personas que se esmeran por tener sus placares prolijísimos con las perchas mirando hacia el mismo lado y la ropa ordenada por color. Otras le pasan líquido antibacterial al menos dos veces a la mesada de la cocina para asegurarse de que quede bien limpia, y otras tantas tienen que recorrer toda la casa antes de salir para cerciorarse de que las luces estén apagadas y las llaves de gas, cerradas.
En consecuencia, es común que quienes realizan este tipo de rituales reciban resoplidos molestos y unas cuantas cargadas. "Es mi TOC", suelen responder a modo de defensa y en tono de gracia, aunque en el fondo más de uno se pregunta: estas obsesiones que me llevan a ordenar, chequear o limpiar, ¿pueden convertirse en TOC? Continuá leyendo en Rumbos Digital.