El 18 de febrero de 1812, a pedido de Manuel Belgrano, el Primer Triunvirato instituyó la Escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, blanca y celeste para que los soldados puedan identificarse entre ellos, sin herirse por error en plena batalla.
La escarapela suele utilizarse desde el 18 al 25 de mayo, ya que esta semana hace alusión a los acontecimientos más importantes que sucedieron antes de la asunción del primer gobierno patrio el 25 de mayo. Además, se utiliza el 9 de julio por la conmemoración del Día de la Independencia.
Entre muchas versiones, una de ellas sostiene que los colores blancos y celestes fueron adoptados por primera vez durante la invasión inglesa (1806-1807) por los Patricios, el primer cuerpo de milicia urbana del Río de la Plata y que luego empezaron a popularizarse entre los nativos.
Se dice también que la escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires al presentarse a una entrevista ante el entonces coronel Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, el 19 de mayo de 1810.
Pero según los historiadores, lo que se afirma y siempre se sostuvo fue que un 25 de mayo, cuando los patriotas hicieron uso del distintivo nacional, el valor del mismo fue por ser adoptada como tal sin previo acuerdo ni deliberación.
A Manuel Belgrano le pareció absurdo que sus soldados continuasen usando los colores españoles de los Realistas (el rojo) por lo que obtuvo el permiso para que sus hombres portaran nuevas escarapelas a fin de que puedan identificarse entre ellos, sin herirse por error en plenas batallas.
Recién el 18 de mayo de 1935, 123 años después de su creación, fue instituido como el Día de la escarapela por el Consejo Nacional de Educación. El origen de los colores y las razones por las que fueron elegidos, pese a las cuantiosas versiones, no pueden establecerse con precisión.