Alfonso Bonfiglio trabajó como contador y administrador en varias empresas del rubro de la construcción hasta sus 54 años. En el año 2000, la empresa belga Eternit en la que era gerente general tuvo una reducción de personal y él fue uno de los despedidos.
Según explicó La Nación, el profesional rearmó su curriculum y buscó trabajo. Pero el éxito no llegó en relación de dependencia: dos años después, Alfonso abandonó su búsqueda laboral y fundó junto a dos socios la empresa de materiales para construcción Anclaflex.
Actualmente, su empresa tiene 100 trabajadores, más de 600 puntos de venta en el país, exporta a Bolivia y Uruguay y planea facturar este año $500 millones.
A sus 73 años, Bonfiglio va a la fábrica tres veces por semana, ayuda a fundaciones y comedores, da cursos de capacitación, organiza charlas y juega al fútbol en un torneo de veteranos mayores de 50.
"Desde el primer día sabíamos a dónde queríamos ir y cómo. Además, tenés que preguntarte 100 veces si es el momento de emprender o no", sostiene.
Bonfiglio sostiene que la prioridad siempre es cuidar a sus trabajadores. Cuando comenzó la empresa eran cinco personas y uno de los socios era el encargado de cocinar para los trabajadores, incluyendo a los dos obreros.