El grito eufórico de Facundo Bagnis este miércoles fue la primera muestra de la magnitud de su victoria en el US Open, aunque no la única. “No quiero que termine el año ni el torneo”, afirmó luego de haber obtenido su primer triunfo en segunda ronda de un Grand Slam.
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El balance positivo de la temporada se refleja en su regreso al top 100, pero va más allá. “Fui encontrando una maduración que me permite ver y darme cuenta de cosas que antes no veía”, explicó el armstronense sobre la evolución de su juego.
A los 31 años, el zurdo logró algo inédito en su carrera al acceder a la tercera ronda de uno de los cuatro torneos principales del circuito profesional. A la hora de analizar su situación, sostuvo que el recorrido acumulado no es una cuestión menor y acotó: “Si miro para atrás, veo que por ahí una experiencia no tan buena terminó sirviendo de aprendizaje”.
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En diálogo con ESPN, Bagnis reconoció que todavía le dolía la garganta por el festejo de su victoria ante Marco Trungelliti. Ambos son amigos y además el historial le jugaba en contra, pero logró imponerse y ahora espera enfrentar el viernes al neerlandés Botic van de Zandschulp en busca de los octavos de final.
El armstronense admitió que veía “muy difícil” llegar a esta instancia en Nueva York, no sólo por su contrincante sino también por las condiciones de una cancha muy rápida. Así concluyó: “No solo es mi mejor Grand Slam, sino el mejor año de mi carrera”.