El Covid no es solo una enfermedad, no es solo atravesar por una situación riesgosa para la salud.
Es además, una batalla solitaria, lejos de la familia y los seres queridos.
Es internarse, salir de casa y no saber si se regresará, no saber si volveremos a ver a nuestras familias, es a veces, irse sin poder despedirse de los seres queridos.
Para los que padecen esta enfermedad y se encuentran internados es doble la desazón: la incertidumbre por la propia salud y la tristeza por la ausencia de todas aquellas personas a las que se ama y a las que no se puede ver.
Lucas tiene 37 años y desde el día martes lucha por su vida en una cama de Terapia Intensiva del Hospital Pirovano de Tres Arroyos, buscando la bocanada de oxigeno que le permita regresar con su familia, anhelando volver a verlos y aferrado a los recuerdos de sus seres queridos que es lo único que conserva en su situación.
El viernes por la tarde el grito de su hija en las afueras del hospital, atravesó los muros, buscando ser ese aliento de vida que Lucas lucha por conservar. “Te amo Papá” - “Te amo Tío” duplicó su sobrina, llevándole una gota más de aire.
Ignoramos si las leyes físicas del sonido le han permitido a Lucas recibir el mensaje, pero no dudamos que de una u otra manera, por esas cosas raras que van más allá de la razón, Lucas lo percibió y sigue luchando gracias a su hija.