Sanar el alma para curar el cuerpo. Curar el alma suele ser, a veces, una tarea tan titánica como recuperar la salud del cuerpo; encontrarse o reconectarse con uno mismo, requiere paciencia, sinceridad absoluta, constancia, ganas y motivación.
Delia Parraquini es kinesióloga, hace dos años le diagnosticaron Cáncer de Mama. A los tratamientos de la medicina tradicional, poco a poco le fue sumando distintas alternativas que fue descubriendo en su afán de entender y combatir su diagnóstico. La alimentación, la actividad física y la meditación se convirtieron en pilares indispensables para su recuperación.
En una entrevista en el programa De Todo para Todos, Delia Parraquini brindó detalles de su camino a la sanación.
“Es un diagnostico que te toca por todos lados y te hace convivir con el riesgo de vida – inició - Cancer es una palabra fuerte, casi tabú”.
“A mí me detectaron cáncer de mama durante un control anual, mientras amamantaba a mi hijo. Las personas diagnosticadas pasan siempre por las mismas etapas: negación, ira, depresión y aceptación. Depende de la personalidad de cada uno, de sus experiencias y de las personas que te rodean atravesar esas etapas de diferentes maneras o salir de ellas con mayor rapidez. Yo siempre fui una persona muy enérgica, tuve el apoyo de mi marido y toda mi familia de sangre y política para enfrentar esta situación”.
Delia es madre de Olivia y Félix, está casada con Juan Pedro, quien es padre de Juanita, fruto de una relación anterior.
“Cuando me diagnosticaron la enfermedad Olivia tenía 7 y Félix un año y medio. Juanita tiene a su mamá pero yo la amo como si fuese mía, tiene la misma edad de Olivia. Con “Juanpe”, mi marido, decidimos no decirles nada, porque yo, bien o mal, me manejé como si nada pasara, iba a trabajar todos los días a las 8 de la mañana y cerca de las 10:30 horas mi papá me pasaba a buscar para llevarme a Bahía Blanca para el tratamiento. Volvía a las tres de la tarde para trabajar otro ratito. Mi suegra, mi marido y mi mamá se encargaban de atender a los chicos. Para mí en ese momento fue el mejor camino a tomar”.
“Hace un año cuando yo decidí contar que había tenido cáncer senté a mis hijos y les expliqué lo que me sucedía, que es una enfermedad que podemos tener todos y que se puede prevenir desde un montón de lugares”.
La medicina y la voluntad de Delia, en busca de diferentes alternativas, fueron venciendo a la enfermedad.
“Hoy en día me considero una persona sana o más sana que hace un tiempo, que simplemente atravesó una enfermedad. Voy sanando, tampoco puedo decir que tengo todo resuelto o que encontré todas las respuestas. Está enfermedad que me tocó me ayudó también a sanar un montón de cosas que tienen que ver con los vínculos y con el pasado”.
Sin descuidar los tratamientos de la medicina tradicional, Delia fue descubriendo y sumando poco a poco nuevas alternativas que le permitieron combatir eficientemente la enfermedad, que van desde una alimentación adecuada, a la práctica deportiva y la meditación.
“El cuerpo habla, todo los que nos sucede a nivel físico tiene que ver con alguna cuestión emocional. Empecé a trabajar en mí, para saber qué es lo que pasaba en mi interior, que cosas no estaba escuchando” –expresó Delia al respecto.
A través de las redes sociales Parraquini cuenta su experiencia para acercarse a todas aquellas personas que atraviesan un proceso similar y necesitan identificarse con alguien que ya pasó por ese proceso.
“Uno de los primeros hábitos que comencé a cambiar cuando me enfermé fue la alimentación. Fui agregando a mi dieta alimentos que iba descubriendo para luego continuar dejando a un lado aquellos otros que descubría como perjudiciales para la salud. Hay investigaciones científicas que abalan que la alimentación es fundamental en la evolución de la enfermedad”.
“Muchos medios hablan de la “lucha contra el cáncer”, yo elijo pensar en el “camino de la sanación” que empecé a transitar con un duro diagnóstico”.
“El cáncer había llegado a mi vida para que yo despertara. Y buceando en mi interior me encontré con el PERDÓN, tuve la necesidad de perdonar mi pasado porque gracias a él tengo este maravilloso presente. Aprendí de la palabra SOLTAR, dejar de querer controlar todo y decir adiós, con amor, a esas relaciones tóxicas que tenía por compromiso”.
“Y comprendí que el AMOR INCONDICIONAL se practica día a día con quienes nos rodean. Estamos en ésta vida para aprender algo que sea trascendente, tenemos un Propósito, una Misión”.
“Mucho tiempo de mi vida viví dormida, desconectada, en piloto automático. Mi cuerpo me encendió una alarma, la enfermedad llegó para sacudirme, para despabilarme. Tenía mucho, muchísimo amor para dar, pero esperaba el reconocimiento, el ida y vuelta, el dar para recibir. Y aprendí a meditar, a encontrarme con mi SER, con mi esencia. Y descubrí casi mágicamente que estoy aquí y ahora para aprender a Amar Incondicionalmente.”
“Hoy puedo decir y sentir que “ENFERMÉ PARA SANAR”, que doy GRACIAS porque me tocó a mí, porque no me voy de ésta vida sin “despertar” –expresa Delia en sus redes sociales.
Sanar el alma para curar el cuerpo, es el camino que Delia eligió para transitar por la vida. Compartir su experiencia y escuchar sus palabras, le da esperanza a todas aquellas personas que la necesiten, atraviesen o no una situación similar. Con su sonrisa amplia, su fuerza y su optimismo, inspira cosas lindas y nos obliga, sin intentar convencernos de nada, a ser mejores personas y rescatar lo mejorcito que todos llevamos dentro.