Una jubilada de 68 años, que junto a su marido y otro matrimonio regresaron el 16 de marzo al país desde un viaje por Dubai y España, fue diagnosticada con Covid-19, al igual que los otros tres, y en estos días están dados de alta médica ya sin rastros de la enfermedad. De los 5 casos detectados en La Pampa, sólo queda una joven en General Pico que en las próximas horas podría ser declarada recuperada.
La jubilada, de Santa Rosa, que prefiere no dar su nombre porque "no quiero que algunas personas, a veces con mucho odio o miedo, se ensañen con mi familia", le contó a Diario Textual, vía telefónica, su experiencia con el caso.
"Fuí empleada administrativa de Salud y los últimos años trabajé en el Hospital Molas", expresa, "el mismo hospital con el que estoy agradecida por cómo afronta esta pandemia, con el personal, con el grupo de gente que trabaja directamente contra el Covid-19, con el Ministerio de Salud y con el Gobierno de La Pampa", detalla.
"Nosotros, en realidad, hicimos el aislamiento social en forma permanente desde el 16 de marzo. Primero estuvo internado mi marido, el 24 de marzo, después le dieron el alta y luego me dio positivo a mí el 8 de abril", relata.
Cuenta que al principio del aislamiento, alguno de sus tres hijos le hacían las compras y le dejaban la mercadería en cajas en la vereda, que retiraban sin tener contacto, y que luego ya se arreglaron haciendo las compras por internet y recibiendo los productos con servicios de cadetería, del mismo modo.
Dice que, pese a tener el alta médica, aún no saldrá a la calle. "Obviamente, por una obligación cívica, mi marido y yo vamos a continuar aislados unos diez días más o (hasta) cuando el presidente o el gobernador nos digan que podemos salir. Por eso, por responsabilidad, vamos a estar unos días más totalmente aislados. Estamos sumamente bien en casa y no nos hace falta salir".
Dice también que aún no quieren tener contacto con nadie, incluidos sus hijos y nietos, con los que, a través de la web, se ven, charlan y se ríen con los videítos de los mas chicos. "Hay que proteger a todos. A la familia, a los amigos, a toda Santa Rosa y a toda La Pampa".
Remarca que "siempre tuve mucha confianza por cómo nos habíamos protegido. No tuve miedo, aunque sí respeto al coronavirus", que ella personalmente nunca tuvo un solo síntoma, en cambio el marido tuvo un pico febril y fue internado, pero siempre controlado.
Por último, la jubilada dice que "nosotros, con mi marido, tuvimos unos ángeles de la guarda. Fueron tres médicos que venían a mi casa, con esos trajes que parecían espaciales, pero siempre con buena predisposición, sin sentir miedo y haciendo chistes para levantarnos el ánimo. Yo los llamo los Gigantes de la Trinchera", concluyó agradecida.