Fermín Castro (38) y Federico Amaya (21) fueron detenidos el pasado 19 de marzo luego de una serie de asaltos a casa de familia habitadas principalmente por adultos mayores e incluso, una de las víctimas falleció días después a raíz del shock que le provocó el robo.
Ambo ladrones tuvieron una suerte dispar al momento de enfrenar los cargos penales, uno seguirá detenido y el otro recuperó la libertad.
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El fiscal Javier Giaroli los imputó por tres robos agravados por ser en poblado y en banda. Días después hubo una ampliación de denuncia en uno de los casos, agregando una víctima a quien amenazaron con un elemento de jardinería con filo y la dejaron atada. A partir de esto, a la acusación en ese expediente se le agregó el agravante del arma y privación de la libertad.
El martes los sospechosos enfrentaron la audiencia de prisión preventiva, donde la jueza María Laura Vera ordenó que Castro siga detenido, aunque a Amaya lo liberó al considerar que no hay pruebas contra él.
La historia detrás
Cuando la Policía encontró a Castro y Amaya en un auto en inmediaciones de la cárcel de calle Barcala en San Rafael, los efectivos les realizaron una requisa y detectaron que Castro ocultaba elementos de bijouterie.
El hallazgo de estas joyas hizo a los investigadores relacionar algunas causas, ya que en las últimas semanas se habían recabado tres denuncias por asaltos domiciliarios, cuyos damnificados reconocieron los objetos secuestrados.
De esta manera la investigación continuará con una sola persona presa y dos prófugos, ya que en los atracos actuaban tres sujetos.
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Tras uno de estos episodios murió María del Carmen Lucarelli (71), asaltada en su casa el 18 de marzo. Esta señora se descompensó tras la “visita” de delincuentes y falleció seis días después en la Policlínica San Rafael.
La fiscalía analiza aquí para los autores una imputación de homicidio en ocasión de robo (con penas de 10 a 25 años) y está a la espera de que un médico forense defina si la mujer padecía alguna cardiopatía previa que se agravó por la situación de estrés durante el hecho.
*Este texto fue publicado originalmente por Los Andes. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.