Marco y Lucía García son hermanos boxeadores nacidos en Malargüe que van escalando a nivel nacional. De hecho el joven de 20 años ya es campeón mundial juvenil de la OMB, y la adolescente de 18, medalla de plata en el Argentino femenino. Ambos se entrenan en el gimnasio montado en casa, bajo las instrucciones de su papá Guillermo.
“Si ves a un boxeador que se entrega de corazón y despierta pasión en la gente, vamos por el buen camino”, dijo a Vía País Guillermo García, padre de Marco y Lucía, que ya tienen experiencias en combates con público. Y de Octavio (13), el más chico de los púgiles que también pinta para ser exponente como sus hermanos.
“Lo que buscamos es que sean unas bestias arriba del ring. Que entretengan, porque la gente que sigue el boxeo, busca eso”, agregó el entrenador.
Quienes son los García, los boxeadores apasionados de Malargüe
Guillermo García es amante del boxeo en todos sus sentidos. Tan fanático que instaló el gimnasio en su casa, ubicada antes de la cocina, el comedor y las habitaciones.
Este deporte se vive con tanta intensidad en la familia García, que sus tres hijos menores lo sienten en sus venas. A tal punto, que Marco ya es profesional, campeón mundial y dentro del top ten del ranking nacional. Lucía, convocada en seleccionado nacional y subcampeona argentina; y Octavio, que sigue los pasos de sus hermano. Además está Danisa, la mayor de los hermanos, cuya profesión es enfermera pero “es muy buena en los fierros”, afirmó su papá.
Sin dudas es una familia muy particular con la única razón de ser, el boxeo. Y una clara idea de lo que se pretende lograr: “buscamos un estilo que no aburra. Siempre les digo: si te bajaste del ring y no te felicitan por lo que hiciste arriba, algo hicimos mal”.
El alumno superó al maestro
Todo comenzó con Guillermo, un aficionado en el deporte de contacto pero con un enorme fanatismo por el boxeo heredado de su padre, con quien tenía como plan sabatino ver las grandes veladas protagonizadas por Mike Tyson, Evander Holyfield, entre otros púgiles estrellas.
Cuando Marco era pequeño, comenzó a instruirlo en la actividad física. Pero Juan Carlos ‘Cotón’ Rebecco fue quien despertó la llama boxística en el niño, quien sentado cerca del ring lo vio aguerrido y se propuso seguir sus pasos. Desde entonces, Malargüe vio nacer a su próximo campeón.
Marco logró títulos en los Juegos Evita, provinciales, nacionales, llegó al profesionalismo con 8 invictos y, finalmente, con el cinturón mundial juvenil de la OMB (Organización Mundial de Boxeo).
“Siempre fue un niño con mucho corazón. Él quería hacerse grande rápido para llegar al profesionalismo. A sus 12 años tuvo su primera pelea en Malargüe y mostró mucho talento”, confió Guillermo.
Y reflexionó: “Me capacité para mi hijo, para poder cuidarlo en la vida de boxeo. Porque como padre uno sabe que la gente muere arriba de un ring. Tenía que tener la mirada real, de no confundirla con el entusiasmo de padre. Pero al verlo, y con el tiempo, me fui convenciendo de su aptitud física y técnica”.
La familia fue apostando a la carrera boxística de Marco, quien dejó el secundario técnico en cuarto año para poder dedicarse de lleno a su deporte, con el que quería vivir el resto de su vida.
“Me jugué todas las fichas en el boxeo. Iba a una escuela técnica y a su vez, estaba en el seleccionado. Me gusta hacer lo que hago, porque hoy en día es mi trabajo y no me arrepiento de mi elección. Es a lo que me quiero dedicar y cumplir mi sueño de llegar a pelear en las grandes ligas, es decir, en Las Vegas, en México o en Europa”, aseguró el campeón del mundo.
Lucía, la bella niña abajo del ring que cuando sube se transforma en bestia
Lucía de a poco asciende en el boxeo femenino nacional. A sus 18 años ya hizo podio en el Campeonato Argentino, disputado en agosto, en San Juan. Y tanto para Guillermo como para Marco “es una bestia”.
“Luci comenzó a los 12 años y a los 14 hizo su primera pelea. Cuando me dijo que quería empezar a boxear me llegó al alma. Porque es mi hija pero es la mujer mas fuerte que hay, lo es física y espiritualmente. Y cuando la veo en el ring, me emociona”, sostuvo el padre orgulloso.
Lucía está finalizando el secundario y piensa seguir el profesorado de Educación Física. Según Guillermo, cuando empezó era “una niñita de 45 kilos. Ahora pesa 54. Es una jovencita muy delicada pero cuando se pone los guantes es una fiera. Es una niña muy fuerte que al igual que sus hermanos, se transforma en una bestia furiosa arriba del ring”.
La relación entre los hermanos boxeadores
Como en toda familia, los hermanos se pelean. Y los García no son la excepción. Pero lo hacen en el gimnasio instalado en casa, en un ring y con guantes.
“Estamos a las piña por todos lados”, aseguró Marco entre risas. Pero “a la hora de entrenar se toma la pelea seriamente. Entre mis hermanos, Lucía y Octavio se ayudan más por una cuestión de peso. Por ahí, les doy una mano y aconsejo para que mejoren. Pero en mi caso particular tengo que buscar sparring en Córdoba o Buenos Aires. Porque la idea es mejorar, subir de nivel y en Malargüe no lo tengo”, confió el profesional.
Al finalizar, el púgil profesional con 8 peleas invictas (6 de nocaut) cerró con la particularidad de esta familia en el cuadrilátero: “Tratamos de que la gente a la hora de vernos les guste lo que les ofrecemos y los entretenga. Buscamos mantenerlos expectantes, esperando que tiremos una mano fuerte”, concluyó “Kid Dinamita”, quien sorprendió hace un mes con una definición de título mundial en el primer round, ante el boliviano Walter ‘Roca’ Rivero.
¡Queremos contar tu historia! Nos interesa lo que tenés para contarnos, escribinos a historias@viapais.com.ar y un periodista de nuestra redacción se va a comunicar con vos.