El domingo pasadas las 20, el juez Penal 2 de San Luis, Ariel Parrillis, le dictó prisión preventiva a Brayan Navarro, el joven de 21 años quedó procesado por los delitos de "Homicidio culposo en accidente de tránsito agravado por la fuga y robo agravado de una moto".
Los hechos que llevaron a Brayan a que esté tras las rejas se desencadenaron la noche del lunes 17 de setiembre cuando del barrio Nacional Evita, de la ciudad puntana, le sustrajeron una moto a Williams Sambrano Gaspar, cadete de la escuela de Policía, que se había reunido con una compañera de curso a estudiar porque tenían un examen.
Gaspar había estacionado su moto Benelli TNT 150 frente a la casa de su compañera. Pero cuando salió, a eso de las 22, descubrió que se la habían robado. Llamó desesperado a su madre, para contarle, y fue hasta la Comisaría 2ª, ubicada a pocas cuadras, a hacer la denuncia.
No pasó mucho tiempo hasta que la Policía tuvo noticias del vehículo robado. A las 2:30 del martes 18, se produjo un accidente de tránsito en la zona oeste. Una motocicleta se estrelló contra la verja de una vivienda, en la calle Intendente Aguirre Celi 2350, al pasar el cruce con la calle Neuquén. Era la Benelli de Sambrano Gaspar.
En el primer momento no pudieron saber quién la manejaba, porque el conductor escapó. En el lugar sólo quedó, tendida en el piso, la acompañante. Itatí, una chica de 18 años que murió en el acto por las gravísimas lesiones del choque. Era mamá de un nene de un año y medio.
Tras arduas tareas de búsqueda para dar con el motociclista prófugo, Accidentología Vial les tomó testimonio a los familiares de la joven y así supieron que esa noche, más temprano, después de un conflicto familiar, Itatí se había ido a la casa de su novio, Brayan Navarro.
Como primera medida el juez Parrillis ordenó que allanaran la casa del sospechoso, en Chacho Peñaloza al 1400, del barrio Tibiletti. Los efectivos irrumpieron a las tres de la madrugada del miércoles 19. Allí lo detuvieron. Y encontraron diez gramos de cocaína y pertenencias de la chica.
Cuando tuvo la oportunidad de defenderse, en la indagatoria, Navarro lo hizo. Pero las excusas que expuso no lograron anular las sospechas que el juez tiene sobre él.
Parrillis aseguró a El Diario de la República que "si bien Navarro dio una versión distinta, todas las probanzas colectadas hasta el momento de la imputación no fueron suficientes". El acusado había dicho que a la Benelli TNT 150 roja, con la que chocó en la zona oeste y causó la muerte de su novia, Itatí Anabella Giuseppe, la había comprado a dos hombres por dos mil pesos.
También dijo que quien causó el accidente fue un tío paterno, con el que mantiene una disputa familiar. Dijo que el hombre lo empezó a perseguir cuando él pasó a buscar a su novia, obligándolo a huir durante varias cuadras porque le disparaba para matarlo.
Cuando impactó contra la verja de una vivienda, no pensó que Itatí hubiera muerto, aseguró. Dijo que su tío le seguía disparando, por lo que temió por su vida, se escondió en un patio, salió, se tomó un taxi y se fue a su casa.
"Él pasó a buscar a Itatí por la casa después de las 23:30, es decir que se calcula que podría haber sido entre las 00 y 00:30. Según el testimonio de la madre de la víctima, esa habría sido la hora en la que una moto roja pasó por su casa a buscar a su hija y que sería Brayan quien la llevó. Se entiende que ha pasado muy poco tiempo desde el robo de la moto hasta el momento en el que se lo ve a él por primera vez con la Benelli, es decir que no alcanzaría el tiempo material para entender que la moto fue robada y fue llevada hasta su casa, donde él dice que la compró", detalló Parrillis.
El juez además resaltó que Navarro, en la declaración, indicó a dos personas como los vendedores de la moto, pero no refirió con exactitud quiénes eran, dónde viven, ni de dónde los conoce. Por lo que el magistrado lo consideró difícil de corroborar. "Es como decir 'Juan Pérez me la vendió'", dijo.
Ante la versión de que el imputado huía de un agresor, el magistrado dijo que tampoco logró corroborar esa supuesta fuga, porque uno de los testigos, casi presencial, que iba en una camioneta, dijo que cuatro cuadras antes de que se produjera el accidente lo sobrepasaron dos motos, una que iba adelante con una mujer como acompañante, los dos sin casco, y otra que iba detrás de ellos.
"El hombre refirió que las motos iban realizando una especie de corrida, que en realidad venían como jugando, pero no mencionó disparos, ni una persecución", aseveró Parrillis.
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El juez contó que el conductor de la camioneta le dijo a su acompañante "mirá cómo pasan estos, mirá cómo van, en cualquier momento terminan mal" y luego se encontró a la moto roja tirada en medio de la calle, del otro lado, el otro rodado y a Navarro discutiendo con el otro conductor.
En cuanto a los supuestos disparos, el magristrado señaló que en el lugar del accidente no encontraron casquillos, ni otro indicio del uso de un arma de fuego.