Reconocieron a una sanjuanina que salvó a heridos del ARA General Belgrano

Fue homenajeada en Catamarca por su servicio durante el conflicto bélico y donó el uniforme que utilizó en la guerra, mientras trabajaba en el Hospital Naval General Belgrano. 

Reconocieron a una sanjuanina que salvó a heridos del ARA General Belgrano
Ester donó el traje que usó durante el conflicto bélico\u002E

Ester Algañaraz nació en el departamento de Caucete y se recibió de enfermera en San Juan. En 1979, ingresó al Hospital Naval Puerto Belgrano, en Buenos Aires, donde tres años después tuvo que enfrentar la experiencia más dura de su vida: atender a los heridos de la guerra de Malvinas. Entre ellos se encontraban los sobrevivientes del ARA General Belgrano, el cual fue hundido por un submarino británico cuando se encontraba fuera de la zona de conflicto.

El miércoles 4 de abril, Ester fue homenajeada en Catamarca, donde reside desde hace 33 años, y donó el uniforme de enfermera que utilizó durante el conflicto bélico. En diálogo con diario La Provincia, la sanjuanina se mostró conmovida con el reconocimiento: "Murieron 649 jóvenes que tenían 18 a 20 años y a nosotras las enfermeras, jóvenes también, nos tocó vivir la parte más nefasta, más oscura de la historia argentina. Por eso, quiero agradecer desde lo más profundo de mi corazón porque este reconocimiento es una caricia para el alma", aseguró.

Ester donó el traje que usó durante el conflicto bélico.
Ester donó el traje que usó durante el conflicto bélico.

En el Hospital Naval, la sanjuanina fue una de las tantas mujeres que atendió a los heridos en combate, los cuales eran trasladados en helicóptero al nosocomio. Entre ellos estaban los sobrevivientes del ARA General Belgrano. Muchos de los soldados habían sufrido amputaciones o estaban quemados por el frío. También llegaban desnutridos, lo que dejaba ver otro de los horrores de la guerra.

El dramático relato de Ester está incluido en el libro "Mujeres olvidadas de Malvinas", de Sandra Solohaga. Allí, asegura: "Ser enfermera es un don de Dios, porque estamos preparadas para dar amor, compresión y cuidados a otra persona… En aquellos años ejercí mi profesión con mucho dolor, pero hoy, ya jubilada puedo decir que lo único que hice fue servir a mis semejantes y quiero seguir siendo un instrumento del Señor para quienes necesiten tanto dentro como fuera del hospital".