Brenda Requena fue asfixiada hasta morir, calcinada, descuartizada y semi enterrada el 11 de julio de 2019 a manos de su esposo, Diego Álvarez, único imputado por el aberrante caso. Sin embargo recién cinco días después sus restos fueron hallados en un pozo de un descampado de la localidad donde vivía, Albardón, provocando la conmoción y tristeza de toda una provincia. Fue una fecha estremecedora para los sanjuaninos, sobre todo para la madre e hijos de la joven víctima.
"No me alcanzaría hablar un día entero para contar todo lo que generó la muerte de mi hija. Sólo puedo decir que tengo las fuerzas para luchar para que se haga la justicia que mi hija merece y que descanse en paz", expresó al borde de las lágrimas Laura Requena, a un año del brutal femicidio de su hija.
El dolor sigue invadiendo a la mujer y a los hijos de Brenda, un varón de 6 años y una nena de 7. Pero el amor que sienten entre ellos es lo que que sigue manteniéndolos firmes. "Trato de mantenerme ocupada todo el tiempo. Mi prioridad es que mis nietos estén bien. Mi marido me acompaña, mis hijos grandes están pendientes y mi psicóloga me ve más tranquila", sostuvo en una profunda entrevista con Diario de Cuyo.
Sin embargo para Laura todavía hay preguntas sin respuestas mientras transita el dolor. La mujer contó que nunca sospechó de su entonces yerno y se lamentó no haberse dado cuenta de algunas señales, como esa vez que encontró moretones en el cuello de su hija y ella le dijo que se los había provocado "jugando". En este sentido dijo que entre las respuestas que espera saber es si Álvarez recibió ayuda para matar a su hija.
También se preguntó si José Miguel Guajardo, el hombre que mantenía un romance con la chica, pudo haber evitado el femicidio. Según el juez Guillermo Adárvez del Tercer Juzgado de Instrucción, Álvarez sorprendió a la chica de 24 años junto a Guajardo el 11 de julio del año pasado. Aquella vez, el sujeto golpeó al amante, entonces éste se marchó y dejó a la joven con su asesino.
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