Durante la madrugada del 1 de noviembre se realizó una fiesta clandestina en un campo de la zona rural de Colonia San Bartolomé. El hecho data de hace más de un mes, pero la situación se conoció hace pocos días, ya que uno de los propietarios del campo que reside en Pozo del Molle y es quien concurre asiduamente al mismo, se encontraba con COVID y recién pudo visitar el inmueble durante la última semana.
Según él mismo relata, el campo se encuentra alquilado y cuenta con un encargado, que fue quien avisó a sus propietarios que habían roto el candado de la tranquera de entrada.
Luego de varios días de lo ocurrido y una vez recuperado del coronavirus, uno de los propietarios viaja hacia el lugar y se encuentra con que además del candado de la tranquera de entrada, habían roto el candado del garaje de la propiedad. Dentro del mismo encontró botellas, latas de energizantes y hasta una campera.
Cuando el propietario del inmueble, de apellido Gerbaudo, llegó al destacamento policial del pueblo, la policía comenzó a tomar sus datos y a escuchar su relato. Luego de oír lo sucedido, el policía le manifestó que ya había una denuncia realizada de oficio por un hecho similar, que resultó siendo el mismo. La sorpresa fue mayor al enterarse que, según consta en la misma denuncia, uno de los organizadores de la fiesta habría sido un joven de apellido homónimo a los damnificados y sería pariente de estos últimos.
“La policía citó a los presuntos organizadores e incluso les pintaron los dedos”, expresó uno de los dueños del campo, y continuó: “ahora por lo menos sabemos quiénes son”. El policía le manifestó que de la fiesta habrían participado personas de Sacanta, La Francia, Colonia San Bartolomé, entre otros, y que habría sido una fiesta muy concurrida, aunque no se especifica el número de asistentes. “Lo más doloroso es que no nos hayan venido a pedir disculpas, ya que somos parientes y nuestros campos están al lado”, finalizó.