La ola de calor que afecta a gran parte del país no da respiro. De norte a sur, y en distintas regiones de Argentina, el índice ultravioleta (UV) ya llegó al nivel máximo, de 10. Además de protegerse del sol hay que prevenir sufrir un golpe de calor, que puede afectar nuestra salud, por ello es necesario tomar líquido permanentemente.
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A pesar de las recomendaciones del servicio meteorológico nacional, como reducir la actividad física, no exponerse al sol entre las 11 y 17 horas, y usar protector solar todo el tiempo, la alimentación también es importante.
En diálogo con Vía País, la médica especialista en nutrición, Susana Gutt, afirma que lo más importante con las altas temperaturas, en cuanto a la alimentación, es “comer porciones pequeñas, fraccionado, de alimentos frescos”.
Elegir frutas y verduras, carnes frías, es una buena opción para las altas temperaturas y es importante, según Gutt, cocinarlas en los horarios extremos del día, como bien temprano a la mañana o muy tarde a la noche, cuando ya la temperatura no es tan fuerte para que el horno no nos caliente la casa o lo hagan las llamas de la hornalla.
Además, sugiere que las comidas que ingerimos traten de ser frías o estén frescas, a temperatura ambiente, “evitando comer comidas calientes que nos aumenten la temperatura corporal”.
“Otra de las cosas es tratar de estar en espacios frescos, la casa ventilada, con ropa liviana, no ponerse ropa que apriete mucho el cuerpo, dejar que el aire pase la vestimenta y la piel y, obviamente, bañarse todos los días. El agua nos refresca y nos baja la temperatura corporal”, cuenta Gutt.
Qué podemos comer
El desayuno es la primera comida del día y a partir de este momento se puede evitar cargar de temperatura el cuerpo. Es por ello que Gutt le explica a Vía País que hay que tratar de evitar tomar demasiada cantidad de infusiones calientes, pero sí podemos hacernos un poquito de té o café con leche o mate.
“Un poquito, menos de una taza y tratar de tomar algún jugo de frutas o comer una fruta fresca entera, que nos va a dar más saciedad”, dice la médica que forma parte de la sección nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires .
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También sugiere, y por qué no para la merienda, tomar yogurt o hacer un licuado con agua o con leche y alguna fruta de estación, que son las que están más accesibles económicamente y “nos permiten hacer preparaciones más sabrosas”. Al mismo tiempo, sugiere comer “un rollito de queso o de jamón” a aquellas personas que no tengan presión alta, “porque van a estar aportando sales, ya que con el calor se pierden sales por transpiración en la piel”.
Los alimentos que hay que evitar
Hay alimentos que perjudican al ser humano en tiempos de altas temperaturas y, a la vez, también nuestra salud. Es por ello que, según Susana Gutt, los alimentos que hay evitar son aquellos “que tengan gran densidad calórica y que se consumen en los países más fríos o en las épocas de frío en nuestro país”.
Estos alimentos que son perjudiciales en el verano para nuestra dieta son los panificados, como las facturas, tortas y pan dulce. También el chocolate es preferible evitarlo. “Todos esos alimentos tienen alta densidad energética y eso se transforma en calorías dentro de nuestro cuerpo y aumentan la temperatura corporal”, señala Gutt y añade que por ello hay que tratar de evitar estos alimentos ya que, además, “tienen larga digestión, entonces vamos a estar más pesados”.
Si ingerimos estos alimentos, el cuerpo va a necesitar que más sangre vaya hacia el tubo digestivo y la verdad es que “no los necesitamos”. “No hay gasto energético y no nos aportan algo beneficioso, sino al contrario. Nos pone en una situación de más alta temperatura”, cuenta Gutt.
Sin embargo, Gutt dice que sí se pueden poder comer “porciones chicas” y que hay que comer liviano para “no tener pesadez gástrica después de las comidas porque eso nos pone en peores condiciones cuando hay estas temperaturas”.
Hidratar mucho a bebés, niños y ancianos
“Obviamente la cantidad de líquido que se tiene que tomar por día es capital. Nuestro cuerpo, a través de la transpiración, logra perder calor y enfriarse, con lo cual tenemos que darle agua para perder por piel. Más o menos se calcula que con estas temperaturas se tienen que consumir tres litros de agua”, le explica a Vía País Susana Gutt.
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En la misma línea, Gutt indica que hay que prestar especialmente atención a los niños, los bebés o los niños muy pequeños que tal vez no piden agua y hay que ofrecerles todo el tiempo líquido. También hay que ofrecerles agua a los ancianos, que tienen una situación particular “ya que han perdido el sentido de la sed”. “Pese a estar deshidratándose no van a despertar sed”, dice Gutt sobre las personas mayores.
“A estos últimos, hay que ofrecerles el agua e insistirles porque habitualmente, al no tener sed, se niegan a tomar. En cambio los bebés o los niños pequeños, cuando uno les acerca la bebida la toman”, cuenta Gutt.
“El anciano dice `no quiero más` e insiste y tal vez tomó un litro por día y eso lo pone en mayor riesgo de golpe de calor porque no tiene el agua que se necesita, así que estemos muy atentos con las personas mayores y todo el tiempo que traten de tomar de a sorbitos, con ganas o sin ganas”, sugiere la médica nutricionista.
Por último, Gutt insiste con la ingesta de frutas y verduras que “son muy ricos en agua”. “Las frutas y verduras que tienen entre un 70% y 80% de agua. Con lo cual, hay que tratar de incorporar una fruta o verdura en el desayuno, o más cantidad, en el almuerzo, en la merienda y en la cena. En todas las comidas hay que tratar de consumir frutas y verduras porque estamos aportando, además de vitaminas similares, agua”, concluye la nutricionista.