Unos extraños animales marinos bautizados como “papas de mar” fueron encontrados en las playas de la ciudad de Mar del Plata y los investigadores científicos no solo recomiendan a la comunidad “no tocarlos”, sino que pidió que los mantengan alejados de los niños y mascotas.
La aparición de estos organismos se dio durante esta semana en las costas del sur de la ciudad costera y fueron enviados al Instituto de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep) para ser analizados. No es la primera vez que ocurre un evento tan particular: en enero de este año, la playa Bristol de Mar del Plata también había amanecido plagada de algas similares.
En el sitio web del Inidep aclararon a la comunidad marplatense que las “papas de mar” no son tóxicas, pero remarcaron que es conveniente “mantenerlas fuera del alcance de niños y mascotas, al igual que la mayoría de organismos que podemos encontrar en el mar”.
Especialistas de Instituto explicaron que la aparición masiva de algas y ovicápsulas se denomina “arribazones”, es decir, que su llegada a la costa forma parte de todo aquello que las corrientes marinas (sudestadas) arrastran a partir de ciertos fenómenos meteorológicos.
Qué son las “papas de mar” y por qué hay que tener precaución
La doctora Laura Schejter, integrante Del Programa Ecología Pesquera del Inidep, explicó que el nombre científico de las “papas de mar” es Polyzoa opuntia (Ascidiacea) y que las que aparecieron en Mar del Plata son colonias.
“Cada fragmento es una colonia con muchos organismos, cada una de esas ‘verrugas’ constituye un individuo que forma parte de la matriz común de la colonia de ascidias”, explicó la investigadora científica.
Schejter detalló que “otras especies de ascidias son solitarias, pudiendo alcanzar tamaños inclusive mayores a los de estas colonias que observamos” y señaló que las “papas de mar llegan a la costa, pero viven habitualmente en el fondo marino, en la zona submareal”.
“En el caso de las ascidias, pertenecen al filo Cordados, una categoría del reino animal caracterizados por la presencia de una cuerda dorsal o notocorda de células turgentes, tubo neural hueco en posición dorsal, hendiduras branquiales y cola, por lo menos en alguna fase del desarrollo embrionario. Nosotros, los humanos, también somos cordados, y dentro de ellos, pertenecemos al grupo de los vertebrados”, dijeron desde INIDEP.