Tras muchos años creando arte en su propio taller, la artista plástica tartagalense Gabriela Martín Crosa empieza a ver florecer los frutos de su gran pasión por la pintura. Desde la semana pasada, dos de sus obras de mujeres adornadas por cientos de colores se exhiben en la galería SophArtmx, en el Distrito Federal de la Ciudad de México. Además, en estos días también definirá su participación en la exposición de una galería de arte en Leichtestein, uno de los centros artísticos más prolíficos del mundo.
Gabriela es odontopediatra, y retomó su pasión por la pintura luego de terminar su carrera universitaria y trabajar durante varios años en la salita local, además de su consultorio particular. Desde las primeras horas de la mañana hasta entrada la noche se dedicaba completamente a su hogar, sus hijos y sus profesiones, pero empezó a mostrar síntomas fuertes del estrés por la falta de descanso.
Fue en este momento donde decidió regresar a su amor por el arte, como cuenta en diálogo con El Tribuno, redescubriéndose y dándole tregua a su cuerpo. Inició a pintar en el taller del profesor Matías Gudiño, donde charlaba y sentía que era para ella una especie de terapia; y tras llegar a su hogar, se quedaba pintando hasta entrada la noche. Empezó a pintar su rostro, y continuó con los de otras mujeres, llegando a tener alrededor de 70 cuadros.
Gabriela sostiene que su pasión por la pintura llegó gracias a su abuelo y tíos abuelos paternos, residentes de la ciudad de La Plata que estudiaron en academias e institutos de arte y literatura. Su tía abuela, Ana María Martín Crosa, cincuenta años atrás expuso sus obras en galerías porteñas, y también se dedicaba a pintar rostros de mujeres. Su abuelo Julio fue su mayor exposición al arte, que nunca estudió dibujo ni pintura, pero la dejaba jugar con sus pinceles y óleos cuando ella era chica.
Finalmente, Gabriela expresó que se redescubrió como mujer y artista plástica a través de estas pinturas, y actualmente dicta talleres gratuitos en la zona periférica, donde atiende diariamente a niños. A pesar de su éxito actual, es consciente de que la situación económica de nuestro país hace difícil subsistir únicamente del arte, pero espera que se acerque un promisorio porvenir.