El convento San Bernardo de Salta sigue en el ojo de la tormenta. A días de que comience la feria judicial siguen los escándalos por la denuncia de una de las monjas contra las autoridades del monasterio por privación ilegítima de la libertad. Ahora el arzobispo Mario Cargnello pide al Papa Francisco que conozca la situación del lugar.
Después de ser liberada de la institución, la monja -identificada con las iniciales S.D.- dijo que no la dejaban salir del lugar. Finalmente, el miércoles pasado fue rescatada gracias a la intervención de la Justicia.
Después de ser liberada de la institución, la monja declaró ante el fiscal Ramiro Ramos Osorio e hizo la presentación legal contra la superiora Fátima y la subsuperiora María José, en donde detalló los maltratos que recibió allí dentro.
Los detalles de la denuncia de la hermana del convento San Bernardo
Que Pasa Salta informó que la hermana M.J. de 42 años acompaña a otra religiosa que padece cáncer -esta monja fue identificada con la letra B- y, aunque quiere seguir siendo carmelita, pidió un permiso para salir del convento porque “recibían malos tratos de algunas de las hermanas, quienes no les hablaban”.
Según la denuncia, en una oportunidad le “hicieron firmar un acta de amonestación y frente a otras hermanas fue humillada, sin saber cuál era el motivo”.
Un día, la hermana denunciante fue a visitar a M.J. y pudieron conversar a través de las rejas de madera, hasta que en determinado momento la llamaron. Cuando volvió, le dijo que la superiora le pidió que llamara por teléfono al arzobispo y que “se retracte”.
Al otro día, la mujer fue a visitar nuevamente a su hermana y se enteró que “la obligaron a llamar al señor obispo y a leerle una carta no redactada por ella, o que no era de su autoría, donde se retractaba de salir, en la carta también decía que el pedido de salir de la hermana B. era un capricho, pero que ella no leyó esa parte y que sí le dijo al obispo que la hermana B. necesitaba los cuidados de un médico que ya no atiende a la comunidad de las carmelitas”, detalló M.J.
Después, M.J. escribió otra carta para la priora y se la mostró a su hermana, quien pidió a la autoridad que acelere los trámites de su salida.
Por su parte, José Viola, abogado de las religiosas, se presentó y, según la palabra de la hermana, la miró de manera “intimidatoria” y que la superiora le “gritó” que le llevara ropa a M.J porque saldría de “civil”.
También, “en una oportunidad le privaron a ella el alimento sin darle explicaciones”. Pero eso no era todo, ya que habían “otras cosas que sucedían dentro del convento” y de las que le daría “detalles” cuando “pueda salir”.
El 12 de diciembre, M.J y B pidieron permiso a la superiora para irse de la institución y ella les hizo hablar por teléfono con Cargnello, quien ordenó que la solicitud se mandara por escrito para que pueda firmar el decreto de salida.
Cuando la mujer regresó al convento con una muda de ropa, le dijeron que M.J no quería salir “de esa manera” y que iba a esperar “hasta que lleguen los papeles”. Luego, la religiosa le pidió a su hermana que no haga la denuncia porque “le iban a hacer mucho daño”.
Finalmente, M.J aseguró que la superiora le rechazó su carta de pedido de salida y le ordenó que presentara por escrito “los verdaderos motivos por los cuales se quiere retirar”.
“Me lee la nueva carta que redactó, donde reitera que su principal motivo es el daño a su salud integral, física y espiritual, porque todas las situaciones de extrema tensión vividas en estos últimos ocho años la llevaron a tomar esa decisión porque no se siente bien allí”.
Los días pasaban y no había novedades de M.J, la religiosa que quería salir del convento. En este contexto, su hermana decide hacer la denuncia judicial. Según las fuentes, en las próximas horas los abogados de las monjas volverán a denunciar al arzobispo, a quien junto con otros tres sacerdotes acusaron de violencia de género y económica en el inicio de la Semana Santa de este año.