Corría el año 2006 cuando el femicida Chirete Herrera asesinó a Verónica Castro, su pareja en aquel momento y madre de sus hijos, en la cárcel de Metán, Salta. Once años después, pero en el penal de Villa Las Rosas, mató a Andrea Neri. Ambos hechos se dieron durante los horarios de visita. Hoy su hijo, Gabriel Herrera, quien también se encuentra preso, le reclama a la justicia la indemnización por la muerte de su madre.
“El 23 de marzo se cumplen 16 años de la muerte de mi mamá, Verónica Castro, la primera mujer que mató el Chirete en la cárcel de Metán”, le dijo Gabriel Herrera a El Tribuno. El joven de 25 años, quien tenia 9 cuando su madre mató a su madre, reclama una indemnización para el y para su hermano quien entonces tenía 4 años.
“El Estado siempre estuvo ausente, tanto con mi hermano como conmigo. Cuando mi mamá falleció el Estado nunca estuvo, mi madre ingresó viva a la cárcel de Metán y salió muerta. En ningún momento le brindaron primeros auxilios ahí adentro, no hubo contención. Además, mi madre lo había denunciado anteriormente y nunca hicieron nada. Con mi hermano quedamos, como quien dice, a la deriva, sin madre”, aseñaló Herrera.
El hombre señaló que le ganaron una demanda a la provincia a causa de las negligencias que hubo por el femicidio de su madre. “Hasta el momento nunca más tuvimos respuestas. Salió una resolución con fecha del 19 de noviembre de 2019 donde el monto que deberíamos haber recibido es de 910.000 pesos de los cuales 791.000 nos corresponden a mi hermano y a mí por daños patrimoniales, morales y psicológicos y los intereses hasta su pago. Plata que todavía no recibimos”, dijo Gabriel Herrera.
Gabriel, el hijo de Chirete está preso por violencia de género.
Gabriel también ejerció violencia de género sobre sus parejas. Su padre había confesado que mató primero por amor y después por celos. En el caso de su hijo, Gabriel reconoció “el daño que le causó a las madres de sus hijas como a sus propias hijas” pero señaló que “los hechos no fueron como la Justicia señaló y la prensa ha catalogado”.
Herrera dijo que su última víctima “no tuvo lesiones ni nada de eso, me impusieron una pena de 13 años y 4 meses por amenazas (4 hechos), daños, maltrato, violación de domicilio, coacción, lesiones leves agravadas por la relación de pareja y género, homicidio triplemente calificado por la relación de pareja, uso de arma de fuego en grado de tentativa en concurso ideal con portación de arma de fuego uso civil. Me hicieron una carátula gravísima, no era para tanto, todos me dicen que la condena mía es por portación de apellido”.
Gabriel Herrera está preso por violencia de género en el pabellón K de Villa Las Rosas, un lugar de conducta “donde hay gente que tiene algunos beneficios como estar trabajando y gracias a eso pueden estar más cerca de salir”, aseguró. Sostuvo que el nombre de su padre tiene peso en su situación. “Por ser hijo de Chirete en la cárcel no puedo hacer nada, a través de una resolución judicial me aislaron para resguardar mi integridad física por posibles represalias y amenazas que hubo en algún momento por parte de algún interno que se quiso vengar por lo que hizo Chirete. Lamentablemente tengo que cargar con esa mochila”, expresó.
“En algún momento se dijo que yo estaba mejor que el resto de la población y no es así, al contrario estoy en peores condiciones. Acá hay gente que sale a hacer actividades como estudiar, deportes, curso para capacitarse, talleres de labor - terapia que yo no puedo porque a través de una orden judicial decidieron que no puedo tener contacto con el resto de la población. Pero no estoy de acuerdo porque quisiera generar un cambio, se supone que el mismo servicio nos tiene que ayudar a ese cambio para poder reinsertarnos después en la sociedad, pero estando aislado y sin actividad será muy difícil”, dijo Herrera
El reencuentro entre Chirete y Gabril Herrera
Con algunas contradicciones, Gabriel recordó aquel momento, 10 años atrás, donde se cruzó a su padre en la Alcaldía General de la provincia de Salta. Chirete se encuentra cumpliendo la pena máxima en Tartagal. “En 2017 nos cruzamos en la Alcaidía, él estaba detenido por el segundo femicidio y yo había caído por violencia de género contra mi segunda pareja. Hubo insultos de parte de ambos, mucho odio, nos dijimos de todo”, contó Gabriel.
Por otra parte aseguró que 10 años después las cosas son distintas. “Hoy en día si lo cruzo no le haría nada, como siempre digo lo dejo todo en manos de Dios. Yo si llegara a tener una mala reacción primero que nada no me va a devolver a mi madre y todo lo que me pasa por su culpa, después me perjudicaría a mí mismo. Supongamos que llego a tener un contacto y lo mato, me quedo muchos años más acá y tengo hijas esperándome, a mi hermano y mis abuelos”.
En cuanto a la violencia que el ejerció sobre sus parejas dijo: “En su momento yo fui a buscar ayuda en la Ciudad Judicial y otros organismos, en ese momento estaba la señora Pamela Caletti. Me iban a dar una mano y finalmente no hicieron nada. Reconozco mis errores aunque no esté de acuerdo con la cantidad de años que me recayeron, pero estoy aquí cumpliendo mi castigo y tratando de seguir adelante. No pierdo las esperanzas de poder terminar mis estudios y salir el día de mañana para ver a mis hijas”.
“Ojalá que la Justicia pueda responder lo antes posible y no sea tarde, acá hay gente que quiere la libertad y está haciendo bien las cosas, pero el sistema no se lo permite. Si no podemos hacer actividades tampoco podremos levantar conducta de concepto y sin eso no tengo ni puedo hacer nada”, finalizó Gabriel Herrera, el hijo del femicida Chirete.