La pandemia los obligó a cerrar las puertas de sus carpas de carnaval y locales bailables. No les quedó otra alternativa que esperar y gastar sus ahorros en impuestos, y sueldos. Pasaron los meses, y como la plata comenzó a terminarse, se reconvirtieron. Ahora venden empanadas y otros productos regionales para subsistir sin embargo, los propietarios de las carpas del Valle de Lerma aseguran que la Policía no los deja trabajar.
La tradicional carpa Mono Chañar se convirtió en peña con distanciamiento hace unos meses, ahora el dueño de La Florida decidió hacer lo mismo pero denuncia que le ponen palos en la rueda. Ahora es un resto bar con espectáculo con capacidad para 380 personas. Su propietario, Osvaldo Saravia, contó que gestionó todas las habilitaciones que le pidieron y que cuando estuvo todo autorizado organizó la primera peña. Sin embargo, la policía la clausuró a las pocas horas, según contó. “Adujeron que por órdenes de la superioridad se suspendía todo porque el lugar estaba habilitado solo al aire libre”, le contó a El Tribuno.
Este fin de semana la carpa debió salir a vender comidas regionales para pagar a su gente. La Policía llegó con la advertencia de clausuras si no cesaba la venta como resto en la vereda del predio. “Veo que la mirada del COE Provincial es muy distinta cuando se trata de la gente del interior. En Salta capital hasta los bailes están habilitados. Se exceden en los horarios y nadie dice nada. Nosotros en el interior queremos trabajar como marca la ley y nos pone muchos obstáculos”, remarcó.