Una abuelita solidaria en Metán alimenta a 40 familias

Tiene 70 años y es jubilada. A pesar de su situación económica, Alicia Jiménez cocina para ayudar a quienes más lo necesitan.

Una abuelita solidaria en Metán alimenta a 40 familias
Abuela solidaria de Metán (El Tribuno)

En el barrio Libertad de San José de Metán, en la vereda de la calle General Güemes (Este) 554 se encuentran carteles que rezan "si hoy no tenés comida en tu casa, traé tu ollita y lleva tu almuerzo gratis".

Es la casa de Alicia Jiménez de Teseyra, una jubilada de 70 años que con un sueldo de $ 13.000, cobra entre $ 6.000 y $ 8.000 por mes. A pesar de esto, usó el poco dinero que recibe para dar de comer a los pobres, o aquellos que no pueden comer porque sus actividades fueron paralizadas por la cuarentena.

Alicia es viuda, y tiene siete hijos. En su humilde cocina, diariamente alimenta a 40 familias, llegando a unas 160 personas. La ayudan Marta Teseyra, su nieta, y el esposo de ésta, Jonás Palacios.

Abuela solidaria de Metán (El Tribuno)
Abuela solidaria de Metán (El Tribuno)

En diálogo con El Tribuno, Alicia comentó que ha "visto la gran necesidad que hay en esta cuarentena, porque vinieron muchos chicos a pedir alimentos. Yo les daba lo que tenía, pero un día, con lo que me quedaba de lo que había cobrado de mi jubilación decidí comprar mercadería y cocinar para los que menos tienen. Ahora necesitamos una olla más grande porque todas las preparaciones se hacen en las que tengo, que son muy pequeñas".

La abuelita solidaria empezó con su iniciativa el viernes pasado, y espera poder extenderla hasta que se termine el aislamiento obligatorio. A pesar de que a ella no le alcanza para vivir con su jubilación, Alicia sintió la necesidad de cocinar para quienes no tienen un plato de comida en la mesa. Lo que más necesita ahora es ollas más grandes, pues las que tiene son demasiado pequeñas.

Marta y Jonás, por su parte, tienen un comercio donde venden verduras, mercadería y pollo frente a la casa de su abuela, pero tuvieron que cerrarlo ante la incertidumbre de los precios, así como también la escasez de ventas por el aislamiento obligatorio. Siendo que no pudieron reponer la mercadería, usaron lo que les quedaba para dar de comer a los pobres.

Planean volver a abrir cuando termine la cuarentena, pero por ahora se dedican a ayudar a Alicia. El lunes cocinaron polenta con salsa y fideos con albóndigas, y empezaron a entregar la comida durante el mediodía a grandes y chicos que llegaron con ollas para llevarse los alimentos.