El Milagro en Salta impulsa un gran movimiento no solo de fieles, sino de profesionales con vocación que se dedican a aliviar los dolores de la eterna caminata que realizan los peregrinos con el fin de llegar a la ciudad de Salta, para rendir culto al Señor y la Virgen del Milagro.
Hay peregrinos que llegan de los lugares más recónditos de Salta y Jujuy, que llevan más de diez días caminando, y su único medio son sus dos pies, que por llevar calzado inadecuado, o simplemente por la fricción constante y el esfuerzo físico, terminan lastimándose, aveces de forma que no pueden continuar el trayecto.
Con el fin de atender y aliviar estos dolores, el Colegio de Podólogos de Salta organiza hace más de diez años en conjunto con el SAMEC, puntos de atención a lo largo de la provincia para curar los maltrechos pies de los fieles.
"Vienen con muchas alteraciones debido al calzado inapropiado y el desgaste de cruzar montañas y ríos," comenta en diálogo con Vía Salta la podóloga Ana María Zapata, que dio a conocer esta movida solidaria y profesional días antes del Milagro de 2018, mientras curaba los pies de uno de los periodistas de esta redacción.
En ese momento, Ana María contó que junto a otros profesionales, ponían en pausa su medio de vida para dedicarse a curar los pies a los peregrinos, algunos de los cuales atraviesan más de 400 kilómetros de terrenos accidentados e inhóspitos para cumplir una promesa al Señor o la Virgen del Milagro.
"Gracias a los años que llevamos haciendo esto, los peregrinos tomaron conciencia de ciertos puntos para evitar las heridas del camino, como por ejemplo, llevar un calzado adecuado. Esto hizo que en los últimos años vinieran menos fieles con alteraciones en los pies que al principio", cuenta la profesional.
"Cuando llegan a nuestros puestos sanitarios, generalmente vienen con lesiones como ampollas, micosis, fisuras, uñas encarnadas y otras heridas que pueden convertirse en una tortura al caminar," agrega.
Consultada sobre que es lo que la impulsa a atender los pies maltrechos de miles de peregrinos, Ana María se emociona un poco. Para ella no solo tiene que ver con hacerle el bien a alguien o por una cuestión de fe, sino que la satisfacción radica en la propia generosidad de las personas.
"El año pasado, una señora mayor y muy humilde, que usaba de bastón un palo seco, se acercó a nuestro puesto sanitario mientras atendía a un paciente. Cuando le pregunté si necesitaba atención, ella me dijo que no, que quería darnos una cosa", recuerda Ana María. "La señora sacó una bolsa de caramelos, de esos rellenos con dulce de leche, y nos la dio, pero no para nosotros, sino para que a los peregrinos 'no le duelan tanto los pies'", termina la anécdota.
“La generosidad de la gente hace que sea una gran satisfacción”, concluye la profesional de la salud de los pies.
Solo esto es lo que impulsa a la podóloga a arrancar su jornada en tiempo de Milagro a las 6 de la mañana, para terminar cerca de las 2 am, día tras día, atendiendo los maltrechos pies de los miles de fieles que llegan a la capital.
Los podólogos cuentan con un puesto fijo en el expeaje Aunor, para atender a los peregrinos que llegan a la capital salteña, pero también circularán por distintos puntos de la provincia:
Este miércoles atenderán en Ingeniero Solá, el jueves en Cobos, donde el año pasado se recibieron a 12 mil peregrinos, el viernes durante el día en la capital, y a la noche en La Caldera, y el sábado en el puesto sanitario al lado del SAMEC, en la ciudad de Salta.