En las últimas horas se dieron a conocer algunas imágenes de la habitación en donde María Eugenia, la joven que pasó 23 años cautiva en Rosario por su pareja Oscar Alberto. En las fotos no solo se visualizó el lugar donde estaba, sino también las cartas que recibía de su familia que nunca fueron respuestas. “Hija por favor volvé, pensá en nosotros, vos sabés quiénes somos, ¿qué te pasa?”.
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En el marco del juicio que avanza sobre la causa que compromete por completo a Oscar Alberto Racco, quien tiempo atrás fue pareja de Eugenia, se conocieron más testimonios de la joven que son hasta increíbles de escuchar y leer. Se trata de un hecho de violencia de género que conmocionó al país entero, y que continúa asombrando y entristeciendo a la sociedad.
El caso comenzó cuando la joven tenía 18 años y un hijo menor de dos años; y se enamoró de un hombre un tanto mayor que ella. Quien parecía educado, atento y un poco celoso, terminó siendo la persona que llevó la vida de la joven a un total horro. Racco la encerró en un altillo, tapó con diarios las ventanas y sacó el picaporte de la puerta, y bajo la amenaza de que iba a matar a su hijo y familia, la mantuvo distante de todos durante 23 años.
En diálogo con El Tres, la mujer reveló detalles atemorizadores del caso, siendo que en la casa donde la mantuvo, sufrió violaciones, golpes debajo del agua, dos abortos y hasta le suprimieron la identidad.
“Estuve un año viviendo con un pijama, no tenía contacto con el afuera”. “Es el precio que tenía que pagar por todo lo que le había hecho, según él. Pero hasta hoy no entiendo qué hice. Era una forma de sacrificarme para que a los míos no les pasara nada”, contó.
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Qué sabía la familia de María Eugenia sobre su paradero
El tiempo que ella permaneció dentro de la casa, la familia no entendía por qué de repente no quería verlos más, no los iba a visitar ni comprendían por qué había tomado la decisión de alejarse por completo de ellos. No obstante, sabían que estaba en ese domicilio, por lo que pasaban por la casa para ver si la veía. “Yo no tenía oportunidad de decirles lo que ocurría”, se lamentó María Eugenia, y recordó: “Cada vez que mi mamá pasaba por la casa, me veía sentada en la puerta o barriendo el cordón. Ahora me cuenta que se conformaba con saber que estaba viva. Y cuando pasaba y estaba Oscar en la puerta, le decía ‘gorda, hija de p.., ¿qué querés acá?’. Yo le decía que se fuera porque no sabía cómo terminaría eso”.
Incluso, el padre le mandaba cartas a la joven pero ella no las recibía siendo que el agresor las retenía: “Pasaba y las tiraba en el jardín de la casa. Las pude encontrar mucho tiempo después. Encontré una caja grande de cartón, donde había papeles judiciales de Oscar, donde consta que estuvo varias veces preso, la denuncia de su primera mujer por agresiones, hasta con arma de fuego, el caso de una moto robada, otra denuncia de una mujer, a la que corrió en un campo con una carabina. Y encuentro una sola carta de mi papá, en un sobre chiquito que tenía por lo menos 15 años de escrita”, contó.
En una de las notas que le escribió su padre, se logra leer: “Hija por favor volvé, pensá en nosotros, vos sabés quiénes somos, ¿qué te pasa? Yo no te di un ejemplo así, nunca te abandoné. Tu hijo llora, pensá qué vas a hacer de tu vida”, había escrito el padre, casi como una súplica. Y concluía: “Te quiero, te voy a querer siempre, te extraño, papá. Si no me contestás yo sé que es porque no llegó a tus manos”. Eugenia pudo leer la carta 15 años después, sin embargo, al lograr escapar del horror se enteró que su papá había fallecido por depresión hace 13 años. “Todavía siento que necesito ese último abrazo con mi viejo, pero es una de las cosas que no voy a conseguir nunca. Son los dolores de esta vida”, expresó la víctima.
Los años de calvario fueron muchos, el hombre la encadenaba para dormir, le cortó el pelo y la hacía vestir de hombre para que nadie la reconociera en la calle, limpiaba en el interior de la casa y las únicas actividades que podía hacer era salir a barrer la vereda y coser ropa que él le daba.
El momento del escape
Tras un descuido del agresor, en mayo del 2019 María Eugenia vio por fin la oportunidad de salir de ese infierno y tomó coraje y escapó. Antes agarró $640 que encontró en un monedero, dos fotos de su hijo y la carta de su papá que había encontrado. “Nunca pensé que iba a salir de lo que estaba viviendo”, expresó a los medios.
Ante su huida y su denuncia, la joven decidió irse a vivir a otra ciudad, mientras que se gestionaba el caso. Afortunadamente, el acusado, empezó a ser juzgado recién en julio del 2021 por privación ilegítima de la libertad y reducción a la servidumbre y la fiscal de la Oficina de Violencia de Género, Luciana Vallarella, solicitó una pena de 18 años de prisión.
En base a esto, María Eugenia volverá a la ciudad de Rosario para escuchar el veredicto del juicio. “Me explicaron que el máximo que se puede pedir es 18 años. Entendí que la justicia de los hombres tiene números. Espero conseguir esos 18 años. Pero no me alcanzaría ni 23 años, porque la vida no me la devuelve. Lo único que me sacaría de todo esto es una máquina del tiempo, que me mande 25 años atrás. Entonces hubiese criado a mi hijo, compartido con mi familia, pero es imposible. Me queda la condena, y el compromiso de que no salga y encuentre a una mujer que pueda matar”.