Siguen las repercusiones por la muerte de Gerardo Rozín, y en este caso salió a la luz un audio en el que el conductor televisivo reflexionaba acerca de las despedidas y los duelos. “No hay un discurso único frente al dolor”, había dicho aquella vez en su columna “El minuto Rozín”.
“Quería encontrar una respuesta a una de las preguntas más difíciles que me hice a mí mismo en mucho tiempo. Llamé por teléfono a un rabino, a un cura y a un psicólogo, porque quería saber qué se le dice a una persona que perdió a un hijo o una hija”, comenzó relatando quien conducirá La Peña de Morfi.
La idea de su consulta era encontrar la mirada que tiene cada religión sobre el tema, y tras indagar al respecto descubrió que son múltiples las respuestas frente al dolor. “Para algunos, el dolor de verdad que genera una pérdida es como una piedrita en un camino más largo: entonces se fue para allá, estará mejor y luego lo encontrarás, es difícil entenderlo ahora, pero en rigor, allá te están esperando, es una parada en el medio del camino”, planteó.
En cambio apuntó que para otros, es el fruto de lo que hiciste antes, donde juega el premio y el castigo, si vas al cielo o al infierno. “Hay quienes dicen que se puede usar el dolor como motor y entonces, a partir de esto, volver a armarse y salir para adelante como un hombre nuevo”, enunció.
Fue entonces que narró una historia vinculada a su tía, y que lo marcó mucho pese a haberlo vivido de grande en el cementerio de la Chacarita. “Cargamos a una tía, llevamos su cajón con toda la dignidad del mundo. Los más cercanos desgarrados del dolor llorando, los otros, acompañando. Entonces llegamos y, quizás porque la quería más de lo que yo mismo me acordaba que la quería o porque los rabinos y los curas y los que se encargan de manejar las cuestiones espirituales se trabajan para eso, me hicieron llorar”, señaló.
En la continuación del relato, destacó que el rabino le preguntó a su prima, la hija de la difunta, si la había perdonado. “‘Este es el momento de perdonar al que se va y sentirte perdonada, y a otra cosa’. Y es un poco así, ya está, de qué sirve quedarte con una bronca con alguien que ya no está. Todo lo que te jodió esa persona, que en este caso era la madre, y sabés qué, depende la cagada que hiciste, sentite perdonado también”, aseveró.
“No hay que hacerse el boludo frente al dolor, no lo dijo así el rabino pero hay un momento en el que hay que desgarrarse en el dolor y chau. Algo tuyo queda ahí y es indisimulable, y pasa cuando se muere alguien o se muere una pareja: vos sos vos, yo soy yo, y los dos juntos hicimos una pareja. Vos seguís viva, yo sigo vivo, la pareja se murió, y ahí hay que desgarrarse. Y a otra cosa mariposa”, reflexionó.
Fue entonces que trató de emprender el regreso buscando su auto, pero como no conocía el camino, el rabino le dijo: “‘Por ahí no, por ahí vinimos. No podés volver por ahí porque el camino al dolor se transita una sola vez’. Me encantó la enseñanza aunque en ese momento no lo entendí. Por ese camino habíamos llevado el cajón y ya no se podía volver a caminar por ahí. El camino del dolor hay que atravesarlo, y la muerte hay que cargarla, y hay que perdonarse, y hay que desgarrarse y todo bien, pero el camino del dolor hay que recorrerlo una sola vez. No se puede volver por el camino del dolor, lo atravesás una vez y hay que volver por otro lado”, sentenció.
Por último: “Yo sigo sin saber qué se le dice a un amigo que está pasando por una pérdida grande, un dolor fuerte. Yo no sé qué se le dice, lo único que pensé todo el día es que ningún amigo de verdad, no se entera que uno está. Y eso no necesita mensaje de texto, cuando uno quiere decirle a alguien que está, eso ya lo sabe si es tu amigo. Yo estoy. Y lo segundo, aunque parezca increíble es ‘ya está’. Ya nos desgarramos mucho. Ya se lloró, ya cargamos todo, ya nos desgarramos, ya perdonamos, ya nos perdonaron y vamos macho, porque por el camino del dolor se pasa una sola vez”.