Tras la fuga de ocho delincuentes de la cárcel de Piñero, los penitenciarios comentaron como vivieron la situación que aún no termina ya que cuatro presos siguen sin ser recapturados.
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La ayuda externa, disparos, un muerto y el escape de delincuentes con frondosos prontuarios fue igual para los penitenciarios pero las vivencias fueron distintas, según detalla La Capital, para algunos duró quince minutos, para otros 15 o algunos pensaron que era un problema interno en los pabellones, una fuga interna.
“Realmente tuve miedo de que me mataran, no nos mataron de milagro. Estaban decididos a todo”, comentó uno de los uniformados que trabajan en la Unidad Penitenciaria 11. El domingo por la tarde tres hombres armados se acercaron al perímetro de Piñero y rompieron el alambrado, pero todo esto no se detectó a tiempo porque las cámaras de seguridad no funcionaban.
Recién se detectó esta intromisión cuando empezaron a disparar contra las garitas de vigilancia, que se ocupan de ver que es lo que pasa en los patios del penal. Todos los centinelas coincidieron en diálogo con los investigadores coincidieron en que fueron tomados por sorpresa ya que todo ocurrió a sus espaldas.
“Veo que venían tres tipos corriendo casi contra tejido externo, pensando que eran internos que se fugaban, salgo de la garita y efectúo tres disparos con munición antitumulto. Cuando veo que ellos tenían armas, tomo la (pistola) 9 milímetros resguardándome lo más posible porque ellos tenían armas letales”, relató uno de los centinelas.
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Entre disparos y piedrazos, la “ayuda externa” logró llegar al patio y romper otro alambrado. Fueron 11 las personas que escaparon del penal en el medio de una balacera donde un de los externos terminó muerto: Walter Soraire. Los centinelas remarcaron que los delincuentes estaban armados y que estaban dispuesto a todo para escapar.