Este 26 de julio se celebra en Argentina el Día de los Abuelos, una fecha propicia para narrar la historia de una abuela de la localidad de Chabás que demostró que no hay edad para cumplir sueños, sean los que sean; por eso, tras llegar a los 80 años, la mujer se calzó el traje, se ajustó el casco y se lanzó en paracaídas junto a su nieto Bruno.
Corría el mes de febrero. “Uno de mis nietos me pregunta si había cumplido todos mis sueños. Yo le respondí que sí, pero que me había quedado por hacer paracaidismo”, relató la mujer. El muchacho no perdió el tiempo y se puso en campaña para poder hacer realidad el sueño de su querida abuela. No le llevó mucho, en 15 días, ambos estaban arriba del avión listos para la aventura.
La protagonista de la peculiar historia es Ilda, una peluquera de la pequeña localidad santafesina que se confiesa amante de la aventura desde siempre. Sin embargo, las vueltas de la vida no le permitieron concretar uno de sus mayores sueños mientras era joven y por eso tuvo que hacerlo a sus 80.
¿Cómo fue la experiencia de tirarse en paracaídas para ilda?
“No tuve miedo para nada. Fui feliz. La adrenalina de tirarte, no se puede explicar. Parecía que se me salía el corazón por la boca de la emoción”, explicó emocionada. Y agregó: “Después sentís un sacudón y es cuando se abre el paracaídas. Ahí es todo más lento y podés ver el panorama. Mi familia me estaba esperando abajo y verlos a todos juntos fue hermoso”.
Ilda contó que “al momento del salto sentí mariposas en la panza, como cuando estaba enamorada. Bajé en picada libre a 200 km/h y estaba a una altura de 1.500 metros”.
No es la primera vez que Ilda se entrega a los deportes aventureros. Durante su vida hizo buceo, se arrojó en parapente y viajó en helicóptero en Ushuaia. También viajó al exterior y supo aprovechar cada oportunidad para cumplir sus propósitos, sin anteponer la edad como excusa.
¿Dónde se lanzó ilda?
La hazaña fue en el aeródromo de Cañada de Gómez, donde Ilda compartió el momento con su nieto Bruno, el artífice detrás del plan. El salto lo hizo acompañada por Mariano Aresca, 46 años, un instructor que realiza esta actividad desde hace 19 años.
Curiosamente, no es la persona más grande que el hombre acompañó en un salto: años atrás, una mujer de 83 años, oriunda de Pergamino, ya había tachado la cosa de su lista.
A Ilda sólo le queda un pendiente que, por múltiples razones, ya no podrá cumplir: bailar en el Teatro Colón. Sin embargo, eso no la entristece: “Me di muchos otros gustos y ahora éste. Gracias a Dios tuve una vida linda”, cerró en diálogo con La Capital.