Cayó 20% el número de usuarios del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) en los últimos tres años, período que coincide con la etapa más brutal de aumentos en el precio. Con el último ajuste anunciado por el municipio, que elevó el pasaje a $23,17, sólo en 2018 se registró una variación en el valor del 101,65%.
En 2015 con el salario mínimo, vital y móvil se compraban 887 boletos, ya en marzo de este año alcanzaba para 735, en octubre 585 y en enero de 2019 sólo permitirá adquirir 488 pasajes, según datos del Observatorio Social del Transporte.
Esto muestra a las claras que el sueldo empezó a quedar atrasado respecto a las permanentes subas, que esta vez superaron todo índice inflacionario, en parte por los notables incrementos en el precio de los combustibles, pero también por la progresiva quita de subsidios nacionales al transporte.
Desde el municipio ya habían advertido que la salida de Nación del esquema de financiamiento podía disparar el precio del boleto a $30. Después de meses de tire y afloje, la Provincia se comprometió a cubrir la mitad de lo que llegaba desde la Rosada, y el Concejo aprobó una suba del Drei a los bancos para aportar una ayuda.
Pero igualmente no alcanzaba, y por eso llegó el ajuste automático en el último día hábil del año. El problema que ven en la oposición es que esta determinación de apelar permanentemente a subas para corregir el desfasaje trae como consecuencia directa una pérdida de pasajeros. "La caída de usuarios es preocupante: en 2015 se cortaron 140 millones de boletos, en el 2018 solamente 114 millones, casi un 20% menos", advirtió el concejal Eduardo Toniolli, al frente del mencionado observatorio.
Y se sabe que a menos pasaje, menor recaudación y mayor necesidad de financiamiento, que hasta ahora se cubre casi siempre con más incrementos de boleto.