Debido a la histórica bajante del Paraná, el barco Ciudad de Rosario quedó varado en las islas de Entre Ríos sin chances de cruzar el canal principal como solía hacerlo en sus recorridos habituales. Si bien los paseos ya estaban suspendidos debido a la pandemia, el nivel del cauce llegó a un punto que no permite el movimiento de la nave.
El capitán Guillermo Alcaraz no dio rodeos a la hora de explicar la situación y afirmó: "Estamos en una zanja". Subido a una canoa en El Charigüé, apuntó que la falta de agua volvió imposible poner en marcha el motor y ya no podían llegar hasta la escuela de la isla perteneciente al departamento Victoria.
El patrón de la emblemática embarcación subrayó que la bajante no permite desplazamiento alguno en la actualidad, más allá de que la actividad náutica se redujo al mínimo debido a la pandemia. En diálogo con La Capital, precisó que de haber quedado 50 metros hacia atrás o adelante, el Ciudad de Rosario "estaría clavado en el barro" del arroyo Las Lechiguanas.
El barco es una de las principales atracciones turísticas de la costa central. Fue construido en la ciudad y botado en 1971. Previo a la cuarentena y la propagación del coronavirus ofrecía recorridas por el Alto Delta y cuenta con una capacidad para 350 personas.