La violencia crece por todos los rincones de la provincia de Córdoba, donde ya no quedan rastros de aquella tranquilidad que se disfrutaba en lugares como General Cabrera, donde un hombre sufrió un ataque salvaje en el que unos 15 muchachos lo golpearon, le rompieron el auto y se llevaron algunas pertenencias, en un hecho que conmocionó a esa ciudad del sur provincial.
Es la historia de Sergio Giorgetti, de 62 años, que fue atacado por una patota en la madrugada del domingo y además de la feroz golpiza vio cómo le destrozaban el auto y se llevaban algunas cosas que llevaba, como un regalo para su nieta.
Ya repuesto, pero con las secuelas de los golpes, el hombre anticipó que “me voy a convertir en querellante para seguir la causa, tanto en lo civil como en lo penal. Creo que es lo que corresponde, porque si no esto dentro de 10 días pasa al olvido, prescribe la causa y, sobre estos chicos, queda todo como que no pasó nada. Y esto ha sido grave”, expresó en declaraciones a Puntal.
Según recordó, sus agresores salieron de una fiesta clandestina: “nos cortaban totalmente el paso. Pedimos poder pasar, se treparon al carro de amplificadores, mi hija les pedía que se bajen y le pegaron”, relató a El Doce este martes.
Viendo que la situación no mejoraba, el hombre decidió insistir: “yo paré el auto y me bajé para tratar de disuadirlos. Una jovencita le dijo a seis o siete jóvenes que yo le había pegado, y nada que ver. Me subí al auto pensando que se había frenado y entró un ladrillazo por el parabrisas. Y una botella me rompe la ventanilla del conductor”, rememoró angustiado.
“Puse marcha atrás y me metí en un callejón sin salida. Entraron unos 15 jóvenes y me reventaron el auto. Me bajé porque sentí que me mataban, les pedí que frenaran y me metieron una piña en el ojo, otra en el pómulo, un botellazo en la cabeza, me pegaron por todo el cuerpo”, detalló.
Y no contentos con la violencia desplegada, los agresores aprovecharon para saquear su vehículo: “al tener todas las ventanillas rotas, robaron absolutamente todo, se llevaron los regalos de mi nieta, una mochila, dinero, cadenas, anillos, el saco que usé en la fiesta y calzados de vestir”, lamentó.