Un grupo de estibadores se llevó una sorpresa en Puerto Deseado, Santa Cruz, cuando apareció flotando un calamar que medía más de dos metros de largo.
El calamar se encontraba en estado de putrefacción, razón por la cual, los estibadores creyeron que el ejemplar pudo haber sido arrojado desde un buque de carga. El mismo medía dos metros, pero creen que con los tentáculos completos podría haber superado los cinco metros.
Si bien los hombres lograron tomarle fotografías, al intentar sacarlo, fue arrastrado por la corriente.