Hoy en día la economía circular está ganando cada vez más atención como un modo en que nuestra sociedad puede disminuir la demanda sobre los materiales y bienes no renovables, para mitigar los efectos de la acumulación de residuos no degradables en el ambiente, especialmente los plásticos.
Así lo expresa la agenda para los objetivos de desarrollo sustentable de las Naciones Unidas para el 2030, donde se presenta una firme determinación que plantea tomar acciones en relación al cambio climático y el cuidado del medio ambiente.
“Necesitamos crear círculos virtuosos, especialmente en el caso de los plásticos. El empaquetamiento ha sido y es necesario para la distribución de productos conservando su calidad, pero es preciso repensar radicalmente como disminuir y como utilizamos los plásticos, creando sistemas de reutilización que reduzcan la contaminación y promuevan la eficiencia”.
Por otra parte, en el caso de envases plásticos para insumos de la producción agropecuaria se observan importantes progresos en la región en relación a la recolección y el reciclado. De la misma manera, se ha tomado conciencia con el acopio y transformación de los plásticos para silos que los productores entregan a una importante cooperativa de la región, para que no queden desechados en el ambiente. Aún falta hacer mucho más, pero se avanza a paso firme.
También es importante mencionar que, en oposición a esto, diariamente mayor cantidad de bolsas plásticas que provienen de su utilización en el área urbana son desechadas en caminos, cunetas y canales del periurbano de la ciudad de Rafaela. Frente a esta situación cabe preguntarnos -¿se están tomando medidas efectivas que disminuyan la cantidad de bolsas plásticas y empaquetados plásticos a la que tiene acceso la población urbana? ¿Se realiza un efectivo control del volumen descartado y/o reciclado en nuestra ciudad?-
En la actualidad todos estamos habitualmente en contacto con plásticos, especialmente con envases plásticos que luego son descartados. Aproximadamente 95% de estos envases son desechados después de su primer uso. Cada año, al menos 8 millones de toneladas de plásticos llegan a los océanos, lo que es equivalente a la descarga en el océano de un camión de basura cada minuto. Si no se toman acciones, es esperable un incremento de 2 descargas por minuto para el año 2030 y 4 por minuto para el 2050. Los envases plásticos representan la mayor cantidad de estos desperdicios no degradables. Las investigaciones realizadas estiman que aproximadamente 150 millones de toneladas de plásticos se encuentran actualmente en el océano (Word Economic Forum, 2016).
La contaminación generada por el uso de bolsas plásticas y de envases plásticos esta concentrada en tres áreas: degradación de los sistemas naturales como resultado de arrojarlos en dichos sistemas, como está sucediendo en los alrededores de Rafaela (caminos, cunetas, canales, etc.), dado que al igual que en el océano, estos residuos permanecen en el ambiente sin degradarse generando un impacto ambiental significativo. Otros importantes factores de contaminación provienen de la emisión de gases de efecto invernadero como resultado de la producción de estos envases, y la incineración después de su uso para desecharlos.
Ante este contexto, es urgente la adopción de las medidas necesarias para disminuir el uso y el descarte de los envases plásticos. La implementación de políticas y acciones concretas que posibiliten la rápida y efectiva corrección de las conductas malsanas que provocan graves perjuicios a todo el ecosistema rural ya que este tipo de desechos, no solo afecta al ambiente sino también a la fauna, además de la calidad de vida de las personas, debido a que estos caminos también se utilizan para actividades recreativas (ciclismo, paseos familiares, fotografía, avistajes, etc.).
La ciudad cuenta con un ejemplo claro de cómo es posible ordenar, dar solución y agregar valor, ¡sólo falta convertirlo en una política activa! para hacerlo efectivo.