Pellegrini cortó una sequía de 10 años y volvió a gritar campeón luego de una década. El miércoles se hizo fuerte en el José D'amico y superó como visitante a Los Andes por 84 a 75. Sentenció la serie 3 a 1 y quedó en lo más alto del basquet de Punta Alta.
El azulgrana no dejó dudas y fue mejor que su rival, ratificó el número 1 de la fase regular en los playoff y con toda justicia se llevó la victoria y el título.
Tras un primer tiempo cerrado que cerró con el campeón 4 puntos arriba, el tercer cuarto y el comienzo del último período volcaron la balanza para los dirigidos por Norberto Coll que llegaron a sacar 18 puntos de ventaja y empezaron a ver el título a un paso.
Emanuel Taboada fue el goleador de la noche y encajó 25 puntos para la victoria final, Lucas Luchetti aportó 15 y tuvo un gran partido que redondeó con 8 asistencias y 9 rebotes.
De la mano de Coll, Pellegrini tuvo una notable mejoría, fue en alza en el torneo de Segunda de Bahía Blanca y, refuerzos mediante encontró resultados y rendimiento para quedarse primero con el "1" en la fase regular y jugó a buen nivel los playoff para barrer a Altense y quedarse con la final ante Los Andes.
La chicharra final dio paso a la celebración esa, que la hinchada de Pelle tenía contenida hace una década. La familia festejó a lo grande. Porque Pellegini es eso, familia.
Por eso había campeones del 2009 en la tribuna, alentando como un hincha más, como 10 años atrás recibían aliento. Padres y madres con sus hijos, los hinchas de siempre y los nuevos.
En el plantel, los niños que ayer eran hinchada y hoy son jugadores de primera. En la tribuna los pibes que fueron quedando en el camino pero que no perdieron el sentimiento azul y rojo.
En el banco Norberto Coll, el mismo técnico que 10 años guiaba al club a su último título, nada menos que el tricampeonato, Apertura y Clausura 08, Apertura 09.
Tras recibir la Copa, los festejos en el parquet reunieron a generaciones de hinchas, abrazo, fotos, llanto, corte de redes y la enorme alegría de haber recuperado el lugar de privilegio en el básquet local.
La caravana recorrió las calles de la ciudad, para llegar a casa, al pequeño estadio de corazón gigante, el "Daniel Rubio", el lugar donde día a día el campeón construyó su sueño.