El pasado 21 de junio se cumplieron siete años de la desaparición de Brisa Aylén Pereyra. El padre de la nena la dejó sola en la calle, a 60 metros de la casa de su exesposa, Paola, para no tener que cruzársela. Brisa nunca llegó a la casa de su mamá.
El 31 de agosto de 2015, Víctor y Paola se cruzaron de casualidad en la esquina avenida Iriarte y Montesquieu, en Villa Zavaleta, y fue entonces cuando se dieron cuenta que ninguno de los dos sabía donde estaba la menor.
“¿Dónde está Brisa?”, fue la escalofriante pregunta de Víctor a su ex. A lo que la mujer respondió: “Te la dejé en tu casa el primer martes de vacaciones de invierno”. Mientras él aseguraba haber visto a la nena ingresar a la casa de su mamá, Paola señalaba que eso no había sucedido. La investigación que se inició en ese momento nunca dio resultados. Aunque desde la fiscalía indican que “los casos de búsqueda de personas no se abandonan”, la causa fue archivada “técnicamente” en 2018.
Brisa no era hija biológica de Víctor Sequeira, sino fruto de una relación fugaz de Paola con Luis Daniel Pereyra. Sequeira era padre de los hermanos mayores de Brisa y, con el tiempo, asumió el rol de padrastro de la nena, como también la división de responsabilidades. Fue así que durante aquel receso invernal de 2015 quedó a su cargo, al igual que su hermana mayor.
En dónde se la vio a Brisa por última vez
La calle Magaldi al 1275 fue el último lugar en donde se vio a Brisa. Sequeira aseguró que llevó a la dos nenas a casa de su mamá, pero la mayor prefirió quedarse con él a último momento.
Así, dejó sola a la chiquita en la esquina de la vivienda de su ex, con un cartelito en la mano que tenía escrito su nombre y se fue cuando vio que alguien le abría la puerta.
A partir de ese relato, Sasha, de 11 años, se convirtió en la coartada principal de su papá y en Cámara Gesell repitió el relato del hombre. Sin embargo, no hubo cámaras de seguridad que respaldaran con imágenes sus palabras.
Desde su lado, Paola negó sistemáticamente que aquel 21 de julio su hija hubiera llegado a su casa. A la vez, no le llamó la atención que no volviera, al menos durante un mes, hasta que se cruzó con Sequeira por la calle.
La hipótesis de la droga y la trata
Silvana y Norma De Kemmeter, tía y abuela de Brisa, encabezaron la búsqueda en los primeros años de la investigación. Según su punto de vista, Sequeira sabía qué había ocurrido con la nena y centraban sus sospechas en los antecedentes por violencia y amenazas que tenía el hombre.
En medio de las acusaciones y las incertidumbres, apareció una testigo que declaró en la fiscalía a cargo de Adrián César Giménez (ahora jubilado) y Marcelo Munilla Lacasa haber escuchado una charla entre Sequeira y un grupo de amigos.
“Mirá el quilombo en el que me metió esta piba. La mandé a Brasil y ahora no sé cómo carajo traerla”, habría dicho el hombre. Pero los dichos de la testigo no fueron suficientes para abrir una nueva línea de investigación: la hipótesis de que la nena hubiera sido entregada a una red de trata a cambio de drogas. La teoría no se pudo probar.
El dolor de la abuela de Brisa
Norma, la abuela de Brisa, murió buscando a su nieta a los 52 años. El 27 de septiembre de 2017 sufrió un accidente de tránsito junto a su hermano, cuando viajaban rumbo a Puerto Madryn para pegar carteles con la cara de la nena.
También en 2017 murió Víctor Sequeira, el hombre que vio a la nena por última vez. El padre biológico, por su parte, nunca aportó nada y tampoco se volvió a saber de él.
Paola, la madre de Brisa, perdió la custodia de sus otros hijos: el nene quedó a cargo de la Defensoría del Niño de La Boca; y la nena fue a un hogar de mujeres en la provincia de Buenos Aires.
“El archivo de una causa no implica que no se pueda volver a abrir”, dice el fiscal. “Nosotros seguimos buscando, se va a los paradores, se averigua en los hospitales, en Migraciones, Aduanas, las fotos se actualizan”, agregó. Y concluyó: “Yo creo que está viva, que más tarde o más temprano la vamos a encontrar”.
Ana Rosa Llobet, titular de Missing Children, dijo por su parte que a mediados del año pasado perdieron repentinamente la comunicación con los familiares de Brisa y, aún así, mantienen vigente la búsqueda y seguirán compartiendo la imagen de la nena. Al momento de su desaparición, tenía contextura delgada, el pelo y los ojos de color negro y una mancha de nacimiento en la pierna derecha.