En la noche del domingo pasado, alrededor de las 21 horas y en vísperas de Navidad, se informó sobre el descubrimiento del cuerpo en avanzado estado de descomposición de Elizabeth Sosa, una destacada rescatista de animales de 72 años, en su residencia del barrio Miguel Lanús en la capital.
Peritos llevaron a cabo minuciosos estudios tanto en el lugar del suceso como en el cuerpo de la fallecida. Fuentes policiales revelaron que no se encontraron indicios de violencia ni en la vivienda ni en el cadáver de la víctima.
El médico policial de turno emitió un diagnóstico que señalaba un elevado grado de descomposición, con la presencia de células bacterianas y gusanos en el cuerpo, detectados desde el quinto espacio costal sin tejidos. Ante esta situación, se ha solicitado la realización de una autopsia médico-legal para esclarecer las causas exactas del deceso.
Elizabeth Sosa, quien llevaba una vida dedicada al rescate de animales y compartía su hogar en la calle Krause con cuarenta perros, se encontraba jubilada. En este contexto, los voceros no descartan la posibilidad de que la mujer haya sido devorada por sus propios animales, generando un enigma en torno a su muerte.
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Siguiendo el protocolo correspondiente, el cuerpo de la rescatista fue trasladado a la morgue judicial para llevar a cabo las diligencias pertinentes en busca de respuestas sobre las circunstancias de su fallecimiento.