Trataron de asesinarlo y herido caminó seis kilómetros para salvarse

Lo atacaron a machetazos y a pesar de la pérdida de sangre atravesó montes, potreros y arroyos en medio de la noche y solo.

Ramón Alberto Espínola logró escapar de sus atacantes pero le costaría la movilidad en mano izquierda debido a las heridas recibidas.
Ramón Alberto Espínola logró escapar de sus atacantes pero le costaría la movilidad en mano izquierda debido a las heridas recibidas.

Un criador ganadero caminó seis kilómetros desangrándose para escapar de su muerte, fue atacado el 13 de mayo pasado cuando volvía a su estancia de Colonia Privamera, a 33 kilómetros de San Pedro. Según contó la víctima, Ramón Alberto Espínola de 41 años, lo atacó un changarín a machetazos en la entrada del campo, logró escapar pero ahora aguarda cirugía para poder recuperar la movilidad de su brazo izquierdo.

"Al abrir el portón, me sale un sujeto y me alumbra el rostro. Pensé que podrían ser un guardaparques por estar limitando con la biósfera. Primero el tipo modificaba la voz, pero luego lo reconocí. '¿Qué hacés ahí Javier?', le dije, porque él me había hecho changas en la chacra, días atrás, pero me negó ser él. Ahí me di cuenta que era una emboscada. Miro y venía otro que me amenazaba con dispararme en la boca. Ahí recibí los primeros machetazos", relató Espínola la noche del ataque.

El hecho ocurrió cerca de las 19:40 horas, en un principio Ramón forcejeó con los dos sujetos que lo amenazaban, pero uno de ellos sacó un arma de fuego y amenazó con dispararle en la cara. La víctima se paralizó y uno de los delincuentes lo ataca con un machete, logró cubrirse con el brazo izquierdo lo que le costó la pérdida de cuatro tendones y una leve fractura. El ganadero cae al suelo, pero rápidamente se reincorpora y comienza a correr hacia la casa de sus vecinos.

Al estar en terrenos de campos, el vecino más cercano está a dos kilómetros, pero Espínola no le importó, debía salvar su vida. "Trabajé mucho la parte psicológica, sino me hubiera muerto en el intento de huir en busca de ayuda en un lugar donde el vecino más cercano está a dos kilómetros. Tuve que caminar seis para encontrar a alguien", contó.

Al llegar a la entrada de la chacra de sus vecinos notó que lo estaba esperando un tercer delincuente. Retrocedió y continuó corriendo hacia Colonia San Lorenzo a pesar de que a causa de la pérdida de sangre empezó a marearse atravesó montes, potreros y arroyos en medio de la noche y solo.

En el camino se encontró con un motociclista que lo ayudó, Ramón relató: "Llamamos no sé cuántas veces a la Policía y no atendían, entonces a los Bomberos y rápido nos encontraron una ambulancia. Además de mi salud, mi preocupación era la gente que estaba allá en la chacra, porque no sabía si le habían hecho algo o si estaban vivos. Di aviso a la comisaría. Después me trasladaron a Eldorado a las 2:00 de la mañana, recibí el alta a la semana y recién ahí realicé la denuncia".

Espínola logró escapar y está a la espera de una cirugía para no perder la movilidad en su mano izquierda como consecuencia de los machetazos. La Policía detuvo al changarín, el 17 de mayo, que confesó haberlo atacado con dos de sus familiares para saldar una supuesta deuda que tenía con la víctima. Ramón negó que existiera tal cosa. Todavía se esperan las órdenes de detención para los otros dos involucrados en el intento de homicidio.

El hombre contó que, durante la semana, vive en la estancia de unas 300 hectáreas en Colonia Primavera en donde trabaja en la cría de 300 cabezas de ganado. Los viernes suele buscar a su familia de su casa en del barrio Santa Rosa hasta el domingo, cuando vuelve a llevar a su esposa e hijos al pueblo para que asistan a la escuela al día siguiente.

Se realizó un conteo de ganado y constataron el faltante de doce cabezas, además de dos animales con la cola cortada, aunque todavía no denunció este hecho. Con respecto a su estado de salud, el próximo miércoles debe someterse a una cirugía sin garantías de recuperación en la movilidad de su brazo.

"No puedo mover la mano. Eso afecta no sólo en el laburo, sino en todos los sentidos. Uno a veces ve a una persona que se quedó sin una mano pero está viva, sólo que es muy difícil vivir con una sola mano. Uno cuidando lo poco que logró hacer y correr con médicos o abogados, atrasa todo", explicó.

"La verdad es que me quisieron liquidar. Vi la muerte cuando comencé a perder mucha sangre, comencé a temblar y si bien esto de la mano es muy doloroso, estar vivo y poder contar da ganas de no abandonar, de seguir con esta vida, ahora que volvimos a tener paz, estar tranquilos en el campo y en mi pueblo". aseguró Espínola. Y agregó: "¿Qué voy a hacer sino? Creo que uno que no le debe nada a nadie, no tiene que temer, sólo espero que la Justicia haga bien su trabajo para saber qué hay detrás de esto". Según publicó El Territorio.