“Hola a todos, yo soy el León…”. Javier Milei, ya formalmente nuevo Presidente de la Nación, apareció pasadas las tres de la tarde por uno de los balcones de la Casa Rosada y empezó a cantar la canción de La Renga que acompaña en su corta pero meteórica carrera política. “Soy el primer presidente liberal libertario”, se ufanó y dio así su primer discurso en el emblemático sitio. Detrás se veía a Karina Milei y a la actriz Fátima Florez. Milei le habló a sus seguidores (un tercio de la Plaza de Mayo) apoyado en el bastón presidencial.
Horas antes ese bastón le había sacado una risa a Cristina Kirchner en la Asamblea Legislativa. Milei, ya con la banda presidencial, le preguntó a la Vicepresidenta saliente si había visto el detalle del bastón. CFK se río al ver tallados en la empuñadura los cinco perros de Milei, en el centro el histórico, fallecido y clonado, Conan.
La oficina de prensa de Cristina Kirchner difundió fotos en las que ambos están sonriendo con espontaneidad y sin protocolo. Alberto Fernández mira para otro lado, distante y ajeno a los gestos compartidos. “Cristina se lleva mejor con Milei que con Alberto”, hubo coincidencias en las redes sociales, donde las cuentas kirchneristas festejaron el dedo anular en alto de la vice saliente en respuesta a un militante libertario que la insultó al entrar al Senado.
Tras el discurso de espaldas al Congreso y de frente a sus seguidores reunidos en la Plaza de los dos Congresos, Milei y su hermana Karina subieron a un Mercedes Benz descapotable, que, flanqueado por granaderos a caballo, tomó hacia la Casa Rosada por la Avenida de Mayo.
El Presidente interrumpió la caravana al bajarse del auto para acariciar un perro labrador.
Ya al llegar a la Plaza de Mayo, frente a la Catedral, Milei se bajó de nuevo del auto para recorrer a pie, junto a su hermana (y rodeados de guardaespaldas) el tramo final hasta la explanada norte de la Casa Rosada.
Milei fue recibido en la casa de Gobierno por Jorge Faurie, el excanciller de Mauricio Macri, que cargó con el protocolo presidencial. La Canciller Diana Mondino también salió al encuentro del presidente.
Milei finalmente se dirigió a su despacho y estrenó el sillón de Rivadavia. Firmó el primer decreto (la creación de nueve ministerios). Se dirigió entonces al Salón Blanco para recibir el saludo de las representaciones extranjeras.
En el espacio dispuesto para la prensa se supo entonces que el desfile de mandatarios solo podría seguirse por la transmisión oficial, sin la presencia de periodistas.
Después se confirmó que tampoco la prensa tendría acceso a la ceremonia de jura de los ministros. “Me dijeron que era por una cuestión de espacio, y yo les dije que todas las juras se hacían en el Salón Blanco y nunca había habido problema de espacio”, comentó un veterano reportero gráfico.
Una cabeza gigante de león fue colocada frente a la Casa Rosada, en una plaza que no se llenó como en otras citas históricas. Algunos chicos no dudaron en meter las patas dentro de la mítica fuente para mitigar el calor. “Dios, Motosierra, Trabajo”, decía la bandera de un libertario.
Una misa y una función en el Teatro Colón completaron la jornada. En Casa Rosada se recordó que desde Fernando de la Rúa que un presidente no iba a la gala del Colón.