La reciente salida del secretario de Trabajo, Omar Yasín, dejó en claro que si hay algo para lo que no le tiembla el pulso al presidente Javier Milei es para “darle salida” a los que considera “funcionarios que no funcionan”, parafraseando aquella polémica afirmación de Cristina Kirchner sobre su propio Gobierno.
El asunto es que las decisiones del libertario en cuanto a los despidos pareciera pasar por otro lado: buscar culpables o, en ocasiones, venganzas exprés.
Pero la danza del gabinete comenzó incluso antes de que la actual gestión asumiera. Fue cuando Carolina Píparo, su candidata a gobernadora bonaerense y una de las fieles acompañantes de Milei en campaña, quedó afuera de la nómina.
Ella iba a ser titular del Anses, pero se enteró de su baja justo después de que lo anunciara con bombos y platillos en sus redes. La relación no quedó en los mejores términos y ella se centró en su rol de diputada, pero para su propio espacio: Buenos Aires Libre. Su cargo -nunca concretado- fue tomado por Osvaldo Giordano, hombre de confianza del gobernador cordobés Martín Llaryora.
Nueve ministerios, ocho ministerios
Desde su campaña, Milei habló de ocho ministerios. Los tenía definidos y los cuestionamientos por la degradación de algunas carteras se habían empezado a hacer oír. Fue el caso de la de Salud.
La confusión al respecto fue tal que desde la Oficina del Presidente llegaron a publicar un comunicado en el que se anunciaban ocho ministerios. Pasaron apenas unos minutos hasta que un texto -corregido- volvió a subirse: esta vez, los ministerios eran nueve y en la lista figuraba Salud.
El proyecto de los ocho ministerios no tardó en regresar. Fue cuando a fines de enero se dio de baja al de Infraestructura, que lideraba Guillermo Ferraro. El ministro “renunció” por asuntos personales, pero los trascendidos enmarcaron su salida con la filtración de algunos conceptos privados. “Los voy a fundir a todos” habría dicho Milei sobre los gobernadores. Los medios lo supieron, dicen, por boca de Ferraro y fue esto lo que lo dejó afuera del equipo oficialista.
No hubo reemplazo en su cargo y el ministerio dejó de exitir.
La venganza será terrible
Cuando la “ley ómnibus” se vio trabada en Diputados y Milei apuntó no solo a los legisladores sino también a los gobernadores, tomó una decisión drástica: echó a dos de los funcionarios que, podría leerse, eran parte de la negociación con los mandatarios provinciales.
Fue el caso de Flavia Royón, quien ocupaba el cargo de secretaria de Minería, y el de Osvaldo Giordano, quien estaba al frente del Anses.
Tras haberse destapado la “guerra” contra los gobernadores, Milei dio por terminado todo acuerdo: echó Giordano, ladero de Llaryora, y a Royón, cercana al Gobierno del salteño Gustavo Sáenz.
En Anses finalmente fue designado el abogado Mariano de los Heros. El puesto que dejó Royón, por su lado, todavía está vacante.
Problemas de comunicación
Una de las áreas que más tardó en hacer pie durante la actual gestión fue la de Comunicación. El primero en abandonar barco sin que pasara ni un mes de iniciada la gestión fue Juan Caruso. Le siguieron Eduardo Roust y Belén Stettler. Finalmente, el periodista Eduardo Serenellini quedó fime como secretario de Medios.
La presencia en redes de este Gobierno y de todos sus funcionarios es una marca registrada. De ahí la importancia que se le pretendía dar a este particular. Sin embargo, no salió cómo se esperaba. Iñaki Gutiérrez era el encargado de llevar adelante la comunicación digital, pero un error lo dejó afuera: retuiteó desde la cuenta oficial de Casa Rosada un posteo de su perfil.
Uno de los últimos nombramientos en el equipo del libertario fue el de Juan Pablo Carreira, quien tiene el cargo de director de Comunicación Digital. Un rol que Gutiérrez desempeñaba de manera informal y, según él, ad honorem. No obstante se decidió que “Juan Doe”, tal su perfil en la red social X, sea oficializado en el puesto y con un importante sueldo.
El último movimiento, por ahora
El último despido ordenado por Milei fue el de Omar Yasín, quien ocupaba el puesto de secretario de Trabajo. La decisión llegó tras la polémica que sobrevino al aumento salarial de hasta un 48 % a los integrantes del Ejecutivo.
Para el presidente fue un “error” de Yasín, pero nadie en el entorno asegura que haya sido así, de hecho, señalan que el aumento de los altos funcionarios no es un asunto que tuviera que pasar por su área.
Cabe mencionar que la de Yasín es la segunda salida que se da en esta Secretaría: la primera fue con Horacio Pitrau, quien debió dejar la subsecretaría luego de que no se pudiera avanzar en un acuerdo con la CGT. En rigor, argumentaron, solo era un colaborador porque “no había asumido en el cargo”.
Volviendo al puesto dejado por Yasín, todavía no se oficializó su reemplazo, pero ya se da por hecho que se trataría de Julio Cordero, hombre vinculado a Techint y a la UIA y en contra de que se reduzca la jornada laboral.