Un indignante episodio tuvo lugar durante el juicio abreviado a un femicida. El acusado, Ariel Omar Pérez, mató a su expareja Yanina Pérez de la Vega de 8 puñaladas en 2024 y, ahora, no solo reconoció los cargos sino que asegura que “lo volvería a hacer”.
Pérez fue condenado el pasado viernes por la Justicia de San Juan a prisión perpetua. El juicio abreviado al que fue sometido se caracterizó por la conducta agresiva del condenado y sus interrupciones.
Los jueces resolvieron condenarlo a la pena máxima por el delito de homicidio triplemente agravado (alevosía, vínculo y contexto de violencia de género) sin ningún beneficio. La sentencia fue unificada con otra que Pérez tenía desde el año pasado, relacionada a amenazas agravadas cometidas contra otra persona.
El indignante comportamiento del femicida
Pérez había exigió no estar presente en la sala. Su abogado comunicó que el acusado estaba “dispuesto a firmar el convenio de juicio abreviado”, pero la jueza Flavia Allende, presidenta del tribunal, insistió con que se presentara.
Tras no salirse con la suya, su comportamiento ante el Tribunal fue inadmisible: se mostró soberbio, se levantó del banquillo, interrumpió a la audiencia y desafió a las autoridades: “Quiero firmar e irme”, dijo. Al repetir la actitud, se lo pasó a otra sala para que escuche el resto de la exposición de manera remota.
“Lo volvería a hacer”
Fue entonces, ya en otra sola y con una conexión remoto, que le pidieron que reconozca los hechos que le dieron muerte a su exesposa. El asesino siguió a la víctima, de 44 años, en la tarde 15 de febrero del año pasado y la apuñaló 8 veces en el cementerio del municipio de Angaco, donde ella trabajaba. Más tarde se escapó y estuvo prófugo varios días.
Pérez lo reconoció y esgrimió un polémico, incomprobable e injustificable argumento: “Sí, por amenazarme con que ella iba a matar a mis hijos, por eso la maté yo a ella”.
Al pedirle que confirmara la autoría del crimen, el hombre respondió con hartazgo y furia: “Sí, yo la maté y lo volvería a hacer cincuenta mil veces”.
Enseguida volvió a levantarse de su silla y, cuando a la distancia la jueza lo instó a sentarse, el hombre respondió de manera violenta: “¡No me voy a sentar porque no se me da la gana! ¡No se me dan los huevos!”.
Al mantenerse en esa actitud frenética y con cierta agresividad, se decidió que los efectivos que lo acompañaban lo guiarán hasta su traslado al penal. Así, la lectura de la resolución se hizo en su ausencia: fue sentenciado a prisión perpetua sin ningún beneficio hasta el cumplimiento total de la pena y fue declarado reincidente.