Nada puede detener los sueños de Gabriel Dall Armellina. Desde Buenos Aires, llegó a Neuquén sin saber que iba a encontrar el amor de su vida y cambiarle todos sus planes. “Estudio enfermería, ¿me das una mano?”, dice su cartel y con su sonrisa se compró a todos los vecinos del barrio.
“Nací en Capital Federal y viví ahí hasta los 21 años. Estudié en la UTN el curso de visitador médico, cuando me gradué me vine a Neuquén”, comentó en diálogo con LMNeuquén. Al finalizar sus estudios, decidió emprender un viaje hasta Tierra del Fuego, pero la vida tenía otros planes para él...
El destino lo llevó a Neuquén y la vida de este porteño cambió para siempre
Un antiguo refrán dice: “Quién prueba el agua del Limay nunca más se va, y si se va, vuelve más temprano que tarde”. Exactamente, esto le sucedió a Gabriel cuando visitó Neuquén: “Mi hermano vive en la zona, yo vine por primera vez en 1998 y quedé fascinado. Tomé agua del Limay sin saber la historia y finalmente cumplí la profecía”, afirmó entre risas.
Conoció a su actual pareja, Cecilia, y decidió mudarse a la Patagonia para empezar a formar su vida. Con un hijo en común y su sueño de terminar otra carrera universitaria, se le dificultaba poder combinar su vida familiar con la laboral. Por lo que inició su propio emprendimiento de tortas fritas.
“Cecilia me heredó el proyecto de las tortas fritas, ella fue la que me enseñó el estilo neuquino de hacerlas, porque en Buenos Aires se hacen otras, sin levaduras, que acá se conocen como sopaipilla”, aseguró Gabriel, quien cocina desde los 12 años.
Además de querer terminar sus estudios de Enfermería en la Universidad Nacional del Comahue, en 2019 comenzó con su proyecto personal de cocina. Se compró dos hornos pizzeros y así empezó.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia, las ventas bajaron y Gabriel decidió retomar su emprendimiento en 2022. Todos los días se para en la esquina de su casa y le ofrece sus productos a cada vecino que pasa.
El emprendimiento de Gabriel con las tortas fritas
Su rutina diaria empieza muy temprano: “Arranco todos los días a las 4 de la mañana, amaso y hasta que termino de freír y todo el proceso, me paro a las 7 de la mañana en la esquina”, detalló.
Y continuó: “Me parece importante cumplir el horario porque cada uno está empezando su jornada, cada uno con su historia y sus problemas, y me gusta convidarles una sonrisa y un saludo para que empiecen el día de la mejor manera y con un poco de afecto”.
En el barrio de Sapere, en la esquina de la calle Alderete, Gabriel nunca falla con sus delicias gastronómicas. Con un cartel que dice: “Estudio enfermería, ¿me das una mano?”, y con una sonrisa, se ganó el cariño de todo el barrio.
Además de vender tortas fritas, al mediodía también ofrece pizzas, sándwiches y tortillas que entrega a los repartidores de delivery. “Muchos clientes me compran para llevar a sus oficinas, por eso se me ocurrió ofrecer el delivery y productos que pueda comprar un trabajador”.
El emprendedor ya es conocido en el barrio y cada día aspira llegar a más neuquinos: “Nos pueden encontrar como La Tortafritería”, aseguró Gabriel, refiriéndose a las aplicaciones de comida.
El sueño de convertirse en enfermero
Su sueño de ser enfermero cada vez está más cerca: le quedan ocho materias para recibirse, pero Gabriel aspira a lanzarse en otra aventura. Cree que su futuro está en el interior de la provincia de Neuquén y aspira a recorrer los lugares más inhóspitos, donde carecen los profesionales de salud, para poder brindar sus servicios.