La provincia de Mendoza cuenta con numerosas casas enigmáticas, la Mansión Stoppel es una de ellas. Está ubicada en la calle Emilio Civit y su historia estremece a los mendocinos.
La construcción de la mansión comenzó en 1910 y finalizó en 1912. Allí vivía Luis Stoppel, un político chileno que habitó la casa hasta que falleció.
Cuando Stoppel falleció, se estableció que en la enorme casa ubicada en el centro de la ciudad de Mendoza sea utilizada para albergar niños de la calle, y así durante muchos años se convirtió en una sede de Patronato de Menores.
Según cuenta la leyenda, en la casa a los niños que albergaban los utilizaban para realizar experimentos y uno de ellos, Luisito, falleció a causa de una sobredosis de psicofármacos, por lo que se cree que su espíritu deambula todavía por la casa.
En 1977 el Patronato de Menores cerró sus puertas y durante años la casa quedó deshabitada, pero para los vecinos alguien reside ahí todavía.
Muchos guardias y vecinos han relatado las estremecedoras historias que escuchan o ven durante la noche.
Se cree que el alma de Luisito continúa en la casa. Por las noches se sienten gritos, risas, portazos y hasta muchos guardias han visto manos marcadas de niños en las ventanas de la casa.
La historia de esta mansión es tan conocida que miles de mendocinos se acercan por la noche para tratar de escuchar o ver lo que cuenta la leyenda. Muchos de ellos han corrido despavoridos y otros se retiraron desilusionados por no poder presenciar nada de lo que se decía.
Después de estar 40 años abandonada, en 2012 comenzaron las obras de restauración y, desde hace algunos años, funciona como museo y alberga las obras de arte de diferentes expositores de distintas partes del mundo.