El director de la Maternidad más importante de Mendoza, Mario Bustos, indicó que las mamás llegan con su embarazo ya interrumpido y que muchas no consignan cómo sucedió, remarcó el profesional en relación a las 750 mujeres que habían abortado durante el 2017. Aunque Bustos precisó "que la tarea en esos momentos se concentra en contener a la mujer y brindarle el tratamiento necesario para que pueda salir del hospital pronto y en buenas condiciones".

Sin embargo, no se precisó si se trataron de abortos espontáneos o inducidos.
"Es muy difícil discernir si fue un aborto espontáneo o inducido, salvo que sea muy evidente. Nosotros, para elaborar la historia clínica, hacemos una trazabilidad desde que se quedó embarazada hasta ese momento para llegar a saber por qué se produjo", manifestó.
Sin respuestas
"Preguntamos cómo ocurrió pero muchas mamás no nos contestan ni nos van a contestar. Como no queremos ahondar, porque es un momento difícil, nuestra preocupación es que esa mujer, que ha perdido a su bebé, esté contenida y salga bien del hospital. En ocasiones, llegan con un sangrado, como dije: el aborto ya se produjo, entonces no se puede hacer nada ya por ese bebé. Por eso, un equipo interdisciplinario contiene a la paciente y se le brinda la atención sanitaria correspondiente", dijo Bustos.