Matías Amicone, oficial de la Policía de Menzoa, fue detenido por tentativa de homicidio contra su expareja, también vinculada a las fuerzas policiales.
La pareja estaba temporalmente separada por problemas de violencia de género, según lo manifestado por la mujer. No obstante, se intentó reanudar la relación. El policía llamó a su expareja, la invitó a cenar a su casa, lugar donde habían convivido hasta hace poco tiempo. Ella accedió pero a la madrugada empezaron a discutir por unos mensajes de Whatsapp que comprometían a la mujer.
En esa discusión el policía decidió llamar al 911 y convocar un móvil, pero en el camino, mientras llegaba el vehículo, el policía se dio cuenta que si intervenía la fuerza policial les iban a hacer una investigación y les iban a quitar las armas. El hombre se puso muy nervioso y trató de evitar que la policía entrara a su casa. Mientras que la mujer empezó a tener miedo porque ya había un clima de violencia.
La situación se empezó a salir de control, es por eso que la mujer agarró su arma y le sacó las balas. El hombre, al ver esa actitud, se enojó con ella y empezaron a discutir. Le quitó el arma y le apuntó en la cabeza y le gatilló varias veces. Por esa situación se configura la tentativa de homicidio, porque aunque el arma no tuviera las balas, él quiso matarla.
La situación prosiguió. El policía se calmó y llevó a su exmujer a su casa, previo amenaza con un cuchillo. Al otro día la mujer hizo la denuncia, en donde refirió que en marzo ya le había disparado, dijo; "me sacó del baño, me golpeó, me tiró en la cama, agarró el arma y disparó un tiro que quedó en el colchón".
La fiscalía fue a ver el colchón y efectivamente tenía la perforación de bala. Eso fue prueba suficiente para corroborar que el testimonio de la mujer podía ser fiable.