En la mañana del viernes, se dio a conocer que un hombre que era intensamente buscado durante 16 años en todo el país, apareció, y así como apareció luego de haber asesinado a un efectivo policial, quedó el libertad porque su caso ya había prescripto.
Se trata de Alejandro Salaberry, un hombre que en octubre del 2003, él y un grupo de hombres entraron a robar a un local de computación e la ciudad de Mar del Plata. Sin embargo, el robo no fue del todo efectivo, ya que al salir del lugar, los ladrones se encontraron con la policía. Y fue en ese momento, en el que sucedió un tiroteo, que provocó la muerte de uno de los efectivos policiales: Cristian Agusti.
Se trataba de uno de los efectivos de la Delegación de Investigaciones (DDI) de la ciudad de Mar del Plata.
De esta manera, los ladrones fueron identificados y tras su detención, quien efectuó el disparo contra la ley, escapó y estuvo prófugo durante 16 años.
"No perdí la esperanza de encontrarlo, pero lo llegué a pensar muerto, siendo un delincuente eso podía haber pasado. O con otra figura, sin los tatuajes y con otra cara después de una cirugía", aseguró la madre de la víctima del 2003, Graciela Panebianco.
Ante esto, el joven, luego de 16 años de estar prófugo de la Justicia, se presentó finalmente en Tribunales de la ciudad. Sin embargo, y en contra de la lógica, el hombre, así como entró, salió. Ya que al haber pasado 16 años de la condena que se le había otorgado, (cadena perpetua), el hombre quedó en libertad por la prescripción del caso.
Sobre esto, la madre de la víctima, aseguró en diálogo con Clarín: "Me vio y le fue a decir, y enseguida salió él. Cómo si hubiera estado en un freezer, la misma cara que cuando se fugó, lo que me enoja, cómo puede ser que nadie lo vio, o mejor dicho, cómo puede ser que nadie lo estaba buscando".
A su vez, agregó que no sabía cómo iba a reaccionar al verlo, que lo tuvo "ahí nomás, a 25 centímetros", y le salió saludarlo, como una ironía: "Hola Ale", le dijo Panebianco. El había ido a firmar la notificación de su sobreseimiento a un juzgado de Garantías; es un hombre libre, y al ver a la madre de su víctima, respondió con un "hola", impasible, y se perdió escaleras abajo.