Fernando Otero era oficial de máquinas en el pesquero "Usurbil", un buque de bandera local y propiedad de una empresa hispanoargentina que faenaba en aguas del Atlántico Sur.
El pesquero fue "militarizado y enviado al encuentro de la flota enemiga", explica Otero a casi cuarenta años de este hecho y guardó el secreto durante 32 años "por fidelidad al país", asegura, y pensando que se trataba de "un secreto militar", pero cual fue su sorpresa al ver, tiempo después, que sus compañeros argentinos habían sido reconocidos como veteranos de la guerra, pensionados y condecorados y entonces comenzó su lucha.
La tripulación, 27 argentinos y 22 españoles, fue "obligada" a realizar tareas de inteligencia para la Armada argentina y lo que iba a ser búsqueda y rescate de argentinos caídos en combate, pasó a ser "espionaje", detectar e informar sobre los movimientos de la flota inglesa, recuerda el veterano.
Hubo momentos de "pánico" cuando los sobrevolaban los helicópteros ingleses y el alivio de salir indemnes, a diferencia de lo que ocurrió con otros pesqueros como el "Narwal", que terminaron hundidos.
"Yo lo único que trato de conseguir es mi equiparación a todos ellos. Si el Gobierno nos envió a todos juntos a una guerra, lo lógico es que todos tengamos las mismas compensaciones", afirmó.
En 2016 logró que el Estado argentino lo reconociese como veterano de la guerra de Malvinas y, un año después, recibió las medallas del Congreso nacional y la Armada por 'Operaciones en Combate' en un acto en la Embajada Argentina en Madrid.
Ahora su esperanza es lograr la "retroactividad" desde 1999 en la pensión nacional que cobra y sumar el beneficio para veteranos que paga la provincia de Buenos Aires, donde Otero vivió dos años.
Si con mis compañeros de a bordo estuve esperando el misil del helicóptero enemigo el 8 de mayo del 82, lo lógico sería que todos tuviésemos igual compensación, pero ahora se impone una ley", señala con ironía, "igual que en el 82".
Su lucha puede sentar un precedente para los otros 21 tripulantes españoles del "Usurbil", muchos ya fallecidos o de edad avanzada, y lograr que ellos también sean reconocidos y condecorados como veteranos de la guerra.
"La punta del iceberg es Fernando, para que se resuelva el caso de los otros 21 españoles", explica Marcelo Arce, apoderado de Otero en el país suramericano y un ferviente defensor de la causa Malvinas.
"A igual riesgo, igual remuneración y reconocimiento", señala el apoderado sobre estos españoles que "se jugaron la vida" por Argentina.
Por eso, Arce sostiene que no puede descuidar a estos marineros extranjeros "injustamente olvidados e ignorados por los sucesivos Gobiernos argentinos", que incluso "han ocultado y destruido documentación" que prueba cómo "fueron obligados" a participar en el conflicto bélico.
El representante de Otero sostiene además que España ha sido "muy complaciente con el Gobierno argentino" al "olvidarse" de estos 22 compatriotas.
No obstante, es optimista y aunque el Gobierno provincial resolvió por la negativa en primera instancia, confían en las nuevas pruebas que aportaron. Y sino, "queda todavía la vía judicial y la internacional", concluyó.