El represor Miguel Etchecolatz se negó el martes a ser indagado por el Tribunal Federal Oral 1 de La Plata, que lo juzga por delitos cometidos durante la última dictadura cívico militar contra casi 500 víctimas alojadas en tres centros clandestinos de detención, por considerar que debe ser sometido a proceso por un tribunal militar y afirmó: "Yo no maté, yo batí en combate, que es distinto".
"¿Ante quién voy a declarar? Ustedes (por el TOF 1) no tienen autoridad para actuar. Necesito que me interroguen los jueces que estaban en ejercicio de sus funciones en ese momento; es decir la justicia militar. Hay mucho para declarar de esos acontecimientos que pusieron en peligro a la Patria pero no lo puedo hacer ante ustedes", afirmó al negarse a declarar.
El tribunal juzga desde el pasado martes, por videoconferencia, al represor y otros 17 policías, militares y un civil, por los secuestros, torturas, abuso sexual y homicidio cometidos en los centros clandestinos conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno.
Durante la audiencia del martes estuvieron presentes 16 imputados, ya que de los otros dos restantes se aguardan los informes médicos que avalen si pueden ser sometidos a una indagatoria.
De los 16, 14 gozan de arresto domiciliario y Etchecolatz y Jorge Di Pasquale están presos en el penal de Campo de Mayo.
"Usted y el conjunto del tribunal no tienen autoridad para actuar en estos juicios", dijo, desafiante, Etchecolatz por videoconferencia desde ese penal, vestido con una chomba a rayas celestes y blancas, sobre la que colgaba un crucifijo plateado.
"La Constitución se siente herida por esa transgresión y si yo respondo sus preguntas voy a convalidar que transgredo la Constitución y la Patria, admitiría una irregularidad", puntualizó e insistió: "No puedo ni debo, por razones éticas y morales, responder a preguntas porque no es el canal que yo necesito para decir lo acontecido y aún asumir responsabilidades".
Acusó al Tribunal de "no querer poner en el tapete que hubo una guerra y lamentablemente en una guerra, con mucho dolor, todo tiene su motivo. Los códigos (penales) callan, la única voz que se encuentra es la de los fusiles, así de triste".
"He tenido enfrentamientos, con riesgo de vida, pero he trabajado para evitar que se siga rompiendo el tejido de la República Argentina, la paz", aseguró y preguntó al Tribunal: "¿Creen que estarían presentes si hubieran triunfado los idealistas jóvenes que pretendían tomar el poder de las armas? Usted sería fusilado por ser integrante de la burguesía judicial y quien les habla fusilado por ser policía".
Sentado en silla de ruedas, Etchecolatz sostuvo que detrás de este juicio y otros a los que fue sometido "hay una necesidad única distorsionando la verdad, que es el deseo de venganza, no hay voluntad de investigar a fondo".
"Ustedes procésenme, me van a condenar, eso no me lastima para nada, no siento dolor, sino tristeza de cómo se maneja la justicia argentina", dijo con displicencia.
Y agregó: "Dicen que yo maté, usan esa palabra hiriente; y yo no maté, yo batí en combate que es distinto, yo respondí a la agresión con el personal que tenía, murieron muchos de los nuestros y de esos pobres jóvenes equivocados o mal orientados".
"Me iré de este mundo, ya me queda poco por vivir, sabiendo que nadie me puede señalar que me quedé con algo, sin embargo otros que vaciaron los tesoros de la Nación están en libertad, con derechos, y nos siguen gobernando", remarcó.
Finalmente afirmó: "Condénenme lo que quieran, me siento orgulloso de haber defendido la Patria".
Ante el TOF, integrado por Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Ricardo Basílico, se negaron a ser indagados además al exministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, Jaime Smart; el exmédico policial Jorge Antonio Berges y el jefe del Pozo de Bánfield, Juan Miguel Wolk, quienes tampoco realizaron declaraciones.
Al momento de tener que declarar Wolk, varias de las querellas exhibieron la foto de Horacio Ungaro, uno de los estudiantes desaparecidos en el hecho conocido como La Noche de los Lápices, que estuvo alojado en el Pozo de Banfield, lo que molestó a la defensa de ese imputado, que pidió que no se mostrarán esas imágenes.
Por su parte, Jorge Di Pasqualem, otro de los imputados, afirmó: "Nada tengo que ver sobre los hechos que están tratando, no conozco ni estuve en ninguno de los tres lugares que ustedes marcan".
Otro de los imputados Carlos Hidalgo Garzón aseguró que que no tenía "capacidad para responder", pidió que lo hagan los abogados y concluyó: "Necesito volver a la cama, no voy a hablar, voy a hacer silencio".
El juicio continuará el próximo martes, cuando se resuelva si pueden ser indagados Ricardo Fernández y Eduardo Di Lío, tras lo cual se leerán los testimonios de víctimas sobrevivientes ya fallecidas, Adriana Calvo, Nilda Eloy y Cristina Di Gioglio.