Varios miles de sikuris acompañarán este domingo el descenso de la Virgen de Punta Corral hasta el pueblo de Tumbaya, donde a última hora de la tarde será recibida por una multitud que para entonces ya habrá saturado las calles de la pequeña localidad quebradeña, tal como sucede cada año.
La peregrinación hasta el lugar donde apareció la Virgen se puede concretar por cuatro caminos diferentes, con distintos niveles de dificultad, que parten desde Tilcara, Maimará, Tunalito y Tumbaya. Esta última se establece como base de la travesía de entre 17 y 25 kilómetros.
Los integrantes de las bandas de sikuris -personas de todas las edades que ejecutan el siku, antiquísimo instrumento de viento construido con cañas- hacen un gran esfuerzo físico para llegar hasta los casi 4.000 metros de altura ejecutando sus instrumentos durante tantas horas, lo que en muchos casos culmina -cuando la caravana llega al santuario- con el ingreso de rodillas al sencillo pero acogedor templo. La preparación espiritual de los promesantes es sin dudas condición indispensable para lograrlo.
"Los peregrinos van con mucha devoción, ya que son ´pasantes´ y muchos de ellos también son ´promesantes´ ante la imagen de la Virgen, la cual es considerada de sanación", explicó Federico Galean, secretario parroquial de Tumbaya, acerca de las expresiones de fe.
Dijo también que hay "muchos testimonios que dan cuenta o le atribuyen a la ´Mamita de los Cerros´ la curación de enfermedades terminales o hacer desaparecer distintas dolencias", indicó.
Emprendiendo hoy el regreso, a la hora del crepúsculo, el particular sonido de las bandas de sikuris, con sus bombos y redoblantes, se escuchará desde lo lejos y las bombas de estruendo desparramarán su eco entre las montañas.
Esas serán las señales de que la procesión que trae la sagrada imagen se está aproximando al pueblo y entonces los fieles prepararán sus pañuelos y flores blancas para darle la bienvenida hasta arribar al templo de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, la patrona de Tumbaya.
Acerca de la reflexión que amerita esta movilización de los fieles a lo largo de tantos kilómetros, el padre Héctor Barrera -párroco del santuario de Río Blanco- dijo tiempo atrás que el mensaje a los peregrinos es "que nos ayudemos en el caminar de nuestra vida de fe" y en ello "demos gracias a Dios, porque la fe nos va iluminando la vida".
Anheló a la vez que "la palabra de Dios, que es escuchada, entendida en las alturas de Punta Corral, nos lleve a bajar a Tumbaya, San Salvador de Jujuy, Palpalá, Perico, a cada uno desde donde viene, para vivir el compromiso de ser más fraternos, mejores ciudadanos, vecinos y hermanos, como Jesús nos pide en el Evangelio uando dice ´Amensen como yo los he amado´".
Anoche, en las alturas de Punta Corral, el obispo Daniel Fernández celebró la misa central, previo a los preparativos para la "bajada" de la Virgen, mientras que para la jornada de este Domingo de Ramos están programados oficios religiosos a lo largo de todo el día mientras los fieles caminantes descienden hasta el pueblo de Tumbaya, donde ya estarán las imágenes peregrinas de la Virgen y Señor del Milagro que llegaron la semana pasada desde la provincia de Salta.
El padre barrera interpretó que la Virgen de Copacabana de Punta Corral moviliza tales cantidades de fieles "porque estamos necesitados del encuentro y del reencuentro con su hijo, con Jesús" y por ello es que en Semana Santa "subimos al encuentro de la Virgen que nos lleva a encontrarnos con Jesús, para bajar y vivir ese amor derramándolo en la familia, en la parroquia, en la capilla y en nuestro caso, en el Santuario" a su cargo, hogar de la Virgen de Río Blanco y Paypaya, la santa patrona de los jujeños.