A menos de 500 días de gobierno, José Pedro Castillo Terrones fue destituido este miércoles como presidente de Perú. El dirigente político, docente rural y exdirigente sindical había asumido la jefatura del Estado el 28 de julio de 2021.
El Parlamento del país sudamericano, controlado por la oposición de derecha, aprobó por 101 votos a favor una moción de vacancia contra el ahora exmandatario por “permanente incapacidad moral”. Seis congresales votaron en contra y otros 10 se abstuvieron.
Ya sin investidura y desprovisto de los atributos del mando, la fiscalía ordenó la detención del destituido presidente, medida que se llevó a cabo en la sede de la Prefectura de Lima, a donde Castillo se había dirigido en compañía de su familia y la del exprimer ministro Aníbal Torres.
Al inicio del plenario, Castillo había anunciado por la televisión nacional la disolución del Poder Legislativo y la instalación de un gobierno de emergencia que conduciría a la nación andina mediante decretos de ley. También, que llamaría a elecciones legislativas en breve y daría al cuerpo legislativo que surgiera de las urnas facultades constituyentes para redactar una nueva carta magna.
La decisión provocó de manera inmediata reacciones contrarias a la medida de excepción considerada por congresistas de distintas bancadas y dirigentes de distintas fuerzas políticas como un “golpe de Estado”.
Por caso, la vicepresidenta de Perú, Dina Boluarte, manifestó su repudio a la determinación de Castillo y consideró que “agravaría la crisis política”.
En el mismo sentido se expresaron los miembros del Tribunal Constitucional, los vocales de la Corte Suprema y la Defensoría del Pueblo, mientras que las Fuerzas Armadas y las policiales avisaron que no darían su apoyo a Castillo.
Perú: quiebre institucional
“Rechazo la decisión de perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso. Se trata de un golpe de Estado que agrava la crisis política e institucional que la sociedad peruana tendrá que superar con estricto apego a la ley”, indicó Boluarte a través de su cuenta de Twitter.
Al mismo tiempo, el titular del Congreso peruano, José Williams, convocó a una sesión, con participación presencial y virtual de los miembros de la institución.
El plenario comenzó alrededor de las 13 hora local (15 de la Argentina) con la moción de vacancia contra Castillo por “permanente incapacidad moral” como único asunto a tratar. La iniciativa recibió el respaldo de 101 legisladores de distintas bancadas.
Cabe recordar que para remover a un presidente la Constitución peruana exige como mínimo 87 votos, una cantidad que la oposición por sí sola no había logrado alcanzar en los dos anteriores procesos de vacancia. El primero, en noviembre de 2021 y el segundo, en marzo de este año.
Tras la segunda votación fallida por juicio político, se desataron protestas en distintos puntos del país debido al aumento de los precios de los combustibles y la inestabilidad política generada por la puja encarnizada entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Pero, este miércoles, la decisión de Castillo de disolver el cuerpo cambió la composición del tablero de manera radical y la oposición logró finalmente su cometido.
Consumada la destitución de Castillo, se citó al Congreso a Boluarte a las 15 horas de Lima para tomarle juramento como nueva presidenta de Perú.
Pedro Castillo: nunca hizo pie
El primer presidente de origen rural en 200 años de república, que llegó al poder en 2021 sin ninguna experiencia política, modificó cinco veces su gabinete con más de 60 cambios de secretarios, lo que provocó la parálisis de varias acciones y planes de gobierno.
Castillo se convirtió en el primer presidente investigado en funciones, situación que no sorprende en un país donde casi todos los exmandatarios de los últimos 40 años estuvieron o están investigados por supuesta corrupción y ligados a multinacionales, como la constructora brasileña Odebrecht.
Desde 2016, Perú vive una crisis política caracterizada por Parlamentos y presidentes de turno que buscan eliminarse entre sí por desacuerdos manifiestos.
Inestabilidad
En 2019 el mandatario Martín Vizcarra (2018-2020) disolvió el Congreso y convocó a elecciones legislativas. En 2020 el nuevo Legislativo removió a Vizcarra. El nuevo presidente, Manuel Merino, duró menos de una semana y renunció por marchas que dejaron dos muertos y 200 heridos. Francisco Sagasti llegó entonces al poder y tras nueve meses entregó el cargo a Pedro Castillo quien este miércoles fue expulsado como inquilino de la Casa de Pizarro, sede del Ejecutivo peruano.
El enfrentamiento con el Parlamento y con la fiscal de la Nación, Patricia Benavídez llegó a un nivel de tensión tal que Castillo pidió recientemente la visita de una misión de alto nivel de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que concluyó en un informe que se necesitaba una tregua política urgente para estimular el diálogo entre las partes.
Nada de eso sucedió.
En medio de la crisis política extrema y la disputa sin disimulo por el poder, la sequía más prolongada en medio siglo golpea los Andes y miles de aldeas rurales sufren la falta de lluvias que no permiten el inicio de la siembra de papas. Los pastos naturales comenzaron a agotarse provocando la muerte de ovejas y camélidos.
Al mismo tiempo la gripe aviar ya mató a más de 18 mil aves marinas silvestres y provocó al menos un contagio en una granja de aves que pone en peligro la crianza de pollos y pavos, cuya venta es popular en diciembre porque se usa en las cenas de Navidad y Año Nuevo.