Las autoridades de la localidad de Radlin, en Polonia, descubrieron que un hombre desenterró el cadáver de su mamá, lo momificó y después lo sentó en el sofá de su casa.
De acuerdo a las declaraciones la portavoz de la policía, Małgorzata Koniarska, se dirigieron al departamento del implicado tras una llamada de un miembro de su familia.
La policía polaca explicó que recibió un llamado de un hombre de 76 años no identificado y se dirigió al domicilio donde encontró el cadáver de una mujer sentado en el sofá frente a la televisión.
Según el reporte de las autoridades, el cuerpo policial quedó sorprendido porque la mujer había fallecido 13 años atrás, pero el cuerpo encontrado se veía en “perfectas condiciones”.
Las autoridades consideraron que el cadáver había sido desenterrado al finalizar su funeral. La fiscal encargada, por su parte, abrió una investigación y señaló que el hombre pudo desenterrar el cuerpo porque vive a 300 metros de distancia del cementerio.
“Se estableció que su tumba permanece vacía. Es probable que el hombre haya desenterrado el cuerpo de la madre inmediatamente después del entierro y luego lo momificó. Ha permanecido allí desde 2010″, explicaron.
Los detectives del caso presumen que el implicado trasladó el cadáver de su mamá en bicicleta y utilizó químicos para momificarlo, por el fuerte olor a naftalina que presenciaron en la casa.
Los vecinos de Radlin dijeron a las autoridades que el hombre “es muy solitario”, por lo que no sabían su nombre ni detalles de su vida.
Qué es la momificación
El nombre de momificación es el que reciben los métodos de embalsamiento o tratamiento de un cadáver que era utilizado por los antiguos egipcios. De acuerdo a la oficina de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian en Washington, Estados Unidos, es un proceso especial que se usa para eliminar la humedad del cuerpo y evitar la descomposición tanto como sea posible.
La momificación según el Smithsonian, tenía un procedimiento de al menos 70 días y usualmente lo hacían sacerdotes especiales que sabían sobre el método de embalsamar. Asimismo, realizaban oraciones y rituales específicos.
La explicación del museo detalló que el proceso se realiza en tres etapas: la extracción de órganos internos, el secado del cuerpo y el cubrimiento del cadáver.
Durante el primer paso los embalsamadores extraían los órganos internos para que pudieran deteriorarse. Primero removían el cerebro a través de las fosas nasales -que podría fácilmente desfigurar la cara-, luego sacaban el abdomen y el tórax. Por su parte las partes como el hígado, los pulmones, el estómago y los intestinos eran conservados por separado en frascos.
El único órgano que dejaban en su lugar era el corazón, ya que los sacerdotes creían que era el centro del ser y la inteligencia de una persona, lo que consideraban necesario para el juicio final del espíritu.
Tras remover las partes internas, el cadáver estaba preparado para el secado. El cuerpo era cubierto con natrón, un compuesto natural de sales de sodio que eliminaba la humedad del cuerpo y lograba una “figura humana seca reconocible”, reseñó Smithsonian.
En el tercer paso era envuelto en metros de lino. Los sacerdotes se encargaban de envolver con sumo cuidado desde cada dedo de la mano hasta los del pie. Con el cadáver cubierto, se aplicaba resina tibia para fijar la tela. Para finalizar, hacía una ceremonia recitando y escribiendo oraciones y atando los últimos bordes.