El Año Nuevo es una festividad que se celebra durante la noche del 31 de diciembre para darle la bienvenida al 1 de enero que indica la llegada de un nuevo año.
A su vez, corresponde a un feriado en el calendario laboral, lo que permite que familiares, amigos y seres queridos se reunan y no solo celebren sino que puedan descansar y retomar energías.
Se hacen promesas para el año entrante, se planifican proyectos para el futuro. También llegan los balances con los aciertos y errores del año, que nos sirven para aprender y mejorar.
Pero nada de todo esto es “novedoso”, festejar el Año Nuevo es una tradición muy antigua que viene desde la época Romana.
En ese momento la tradición implicaba cerrar un ciclo adorando a los dioses y agradeciendo todas las venturas y las buenas cosechas.
La iglesia alrededor del año 460 d. C, con un monje erudito llamado Dionisio, comenzó a contar los años a partir del nacimiento de Jesucristo.
Antes de él, los años se contaban desde el reinado del emperador Diocleciano, quien había sido un cruel perseguidor de los cristianos.
Hasta el año 1582 el calendario oficial era el juliano. El papa Gregorio XIII notaba que había un desfase de días en los que el equinoccio de la primavera se adelantaba y esto traía diversos problemas, sobre todo, con la recolección de las cosechas.
Con la reformulación del tiempo hecha por Gregorio XIII, el comienzo del año pasaba de celebrarse el 1 de marzo a realizarse el 1 de enero, amoldándose a los preceptos de la Iglesia.
La cena de Fin de Año
El 31 de diciembre conocido también como la Nochevieja, los argentinos suelen reunirse para celebrar la cena de Fin de Año en familia, pues de esta forma se cree que en el Año Nuevo se mantendrán juntos.
Para esta noche el plato típico tradicional es el asado, el cual se come un poco antes de las 12 de la noche del 31 de diciembre. En algunos hogares, las familias cocinan como plato principal la carne de lechón, sin embargo, esto dependerá de la región.