El río Iguazú, que se había mantenido en vilo a los habitantes de la región, finalmente parece dar muestras de ceder luego de alcanzar su punto máximo de crecida. En el Parque Nacional Iguazú y el puerto local, se registraron notables cambios en el caudal, brindando esperanza a la comunidad.
En el área de Cataratas, el punto crítico se alcanzó el lunes a las 10 de la mañana, cuando el río Iguazú alcanzó la sorprendente marca de 24.400 metros cúbicos. Este aumento del caudal preocupó a los residentes locales, pero las aguas comenzaron a retroceder, generando alivio a medida que avanzaba la jornada.
Sin embargo, el Parque Nacional Iguazú no abrirá sus puertas según lo programado hasta el 3 de noviembre, ya que, por razones de seguridad, se ha extendido el cierre hasta el 1 de noviembre. Además, el 2 de noviembre, los guardaparques llevarán a cabo una jornada de paro en solidaridad con sus colegas que enfrentan juicio por un trágico incidente ocurrido en 2016, cuando dos niños perdieron la vida tras la caída de un árbol.
En lo que respeta al puerto local, el alivio llegó a las 2 de la mañana del martes, cuando se notó un claro descenso en el nivel del río. A pesar de esta mejora, el puerto aún no ha reanudado sus operaciones normales debido a que las instalaciones permanecen sumergidas.
La Prefectura Naval confirmó que el río Iguazú en el puerto de Comandante Andrésito alcanzó los 11.5 metros el lunes, pero, a las 8 de la mañana del martes, había disminuido a 8.50 metros, lo que sugiere un retroceso progresivo.
A pesar de estos signos alentadores, la inminente apertura de las compuertas de la represa Itaipú, programada para el 2 de noviembre, plantea interrogantes sobre la estabilidad en la zona del puerto local. La comunidad sigue atenta a la evolución de la situación, consciente de que la naturaleza puede ser impredecible.