Durante más de tres décadas, Vanina Martorilli supo mirar más allá del papel. Empezó desde abajo, como meritoria de producción, y fue ascendiendo paso a paso hasta convertirse en una de las directoras de casting más respetadas de la industria audiovisual argentina. Hoy, su nombre está ligado a algunos de los personajes más recordados de la televisión reciente y a talentos que, gracias a una primera oportunidad, hoy brillan dentro y fuera del país.
El camino hacia el casting no fue planeado, pero sí natural. Mientras desglosaba guiones y armaba planes de rodaje, Vanina ya imaginaba quién encajaría mejor en cada rol. Comenzó a proponer nombres y fue escuchada. Así llegó la Producción Artística, y luego el lugar que le cambiaría la vida: la responsabilidad total de elegir a los elencos.

Esa voz que se fue ganando espacio en una industria históricamente dominada por varones encontró en Underground Producciones un espacio clave para crecer. “Mis mentores, Sebastián Ortega y Pablo Culell, no distinguen por género, sino por capacidad, compromiso y pasión”, destaca Vanina en diálogo con Vía País. En ese ambiente, su parte firme y resolutiva se combinó con una sensibilidad creativa que le permitió liderar sin perder empatía.
Y los resultados están a la vista. El caso más emblemático es el de Nicolás Furtado, quien audicionó para un personaje secundario de preso y terminó dándole vida a “Diosito”, uno de los íconos de El Marginal. “En su primera audición me deslumbró”, recuerda. Pero no es el único. A la lista se suman nombres como Natalie Pérez, Jerónimo Giocondo Bosia, Pedro Baldo Eynard, Lautaro Zera y muchos más que, como ella dice con orgullo: “salieron del casting y siguieron creciendo”.

Cómo descubrir a una “estrella” en la era digital
Hoy, el rol del director de casting se ha profesionalizado. Ya no alcanza con enviar un CV impreso ni esperar que un representante haga de puente. “Trabajo con agenda propia, hago búsquedas en el teatro comercial, independiente, cine, plataformas, redes, convocatorias y hasta street casting”, explica.
En un mundo en constante transformación, también las redes sociales se volvieron aliadas. “Es una carta de presentación si se usa con criterio profesional. Pueden subir sus reels, fotos, escenas y mostrarse aunque no tengan agente”.

La mirada de Vanina es precisa, pero también generosa. Cree en el trabajo en equipo y en dar oportunidades reales. Su nueva apuesta junto a Marcela Calabró se llama CazaCasting, una agencia que acompaña proyectos audiovisuales con experiencia, creatividad y cercanía. Además, brinda talleres, seminarios y masterclasses donde comparte lo aprendido en sus más de 30 años de trayectoria. “Capacito actores con contenido actualizado a las nuevas tecnologías”, señala.
Ser mujer en la industria
El detrás de cámara todavía guarda desafíos. Aunque reconoce avances, asegura que aún queda camino por recorrer en términos de equidad: “Falta romper el techo de cristal”.
“Todavía no se equipara el número de mujeres en la Dirección, pero las nuevas generaciones vienen con una formación técnica que entusiasma”, explica.
Vanina Martorilli es una de esas figuras clave que pocas veces se ven, pero sin las cuales muchas ficciones no serían lo que son. Tiene buen ojo. Y tiene, sobre todo, la convicción de que los talentos no se descubren por casualidad: se reconocen cuando alguien sabe mirar.